La novela y el cómic han sido siempre buenos compañeros de viaje. Con una historia en común, ambas manifestaciones artísticas utilizan los recursos que les ofrece su lenguaje (ya sea visual o narrativo) para ofrecer trama, emoción o reflexiones desde dos puntos de vista diferentes. En las últimas décadas son muchos y brillantes los ejemplos de obras narrativas plasmadas o reinterpretadas desde una óptica visual. Desde clásicos como El extranjero de Albert Camus, revisionado por Jacques Ferrandez (2015, Norma), hasta éxitos recientes como Patria de Fernando Aramburu, ilustrado por Toni Fezjula (2020, Planeta), sin olvidar la revisión de Robert Crumb sobre el Génesis (2009, La cúpula). También econtramos versiones en manga de obras literarias como la novela de Hiromi Kawakami El mar es azul, la tierra blanca (2001), que Jiro Taniguchi reinterpretó como Los años dulces (2008, Ponent Mon). Editoriales como Quaterni han recuperado, por su parte, obras clásicas de autores japoneses también en formato manga, como Yo soy un gato y Kokoro de Natsume Soseki (ilustrados por Tirol Cobato y Nagi Yoshizaki, respectivamente) o País de nieve, de Yasunari Kawabata con dibujo de Sakuko Utsugi. A esta lista de adaptaciones de las que sólo hemos mencionado algunos ejemplos se suma una personalísima y perturbadora revisión de una no menos particular novela: la Lulú de Mircea Cărtărescu (1994, publicado en 2011 por Impedimenta), transformada en novela gráfica por el ilustrador y dibujante francés Edmond Baudoin y titulada Travesti.
Travesti, publicado originalmente en 2007, aborda la historia de Víctor, un escritor de éxito que vuelve a los recuerdos de su adolescencia para exorcizar demonios y angustias que lo acompañan desde entonces. El detonante de su estado fue un hecho acontecido durante un viaje de estudios a una colonia de verano en el año 1973, y el catalizador de sus obsesiones un joven llamado Lulú, cuyo recuerdo le seguirá persiguiendo pasados los años.
Dualidad, recuerdo y angustia
El Travesti de Edmond Baudoin es una versión que trata de ir más allá de la mera recreación en formato visual de la historia del escritor rumano. Su propuesta no sólo refleja el tono y atmósfera de la novela de Cărtărescu a través de un universo pesadillesco y onírico en blanco y negro, sino que también ofrece una mirada muy personal donde el desdoblamiento y la dualidad son los temas principales.
Baudoin sumerge al lector, así, en una novela gráfica de lectura exigente cuya acción y trama, más que en un espacio físico, se desarrollan en el mundo interior del protagonista, representado por los trazos oscuros y en ocasiones grotescos. En este mundo interior confluyen y se sintetizan un personaje en dos tiempos distintos, el joven Víctor de 17 años y el Víctor adulto de 34, en cuya intersección surgen los monstruos, obsesiones y miedos del protagonista. En este sentido, el dibujante galo trabaja con su particular trazo un universo de mundos oníricos y alternativos donde transitan individuos que poblaron el pasado del protagonista, anhelos y seres monstruosos. Y, acompañando este viaje interior, los propios autores de novela y cómic convertidos en personajes, unidos, así, no sólo por la interpretación de una obra, sino también por su representación gráfica.
En este choque de recuerdos, obsesiones y trazos descarnados Edmond Baudoin arroja al lector numerosas miradas hacia el desdoblamiento, hacia la dualidad y los contrarios, ya sean los del personaje protagonista (Víctor en sus dos momentos vitales), los del el autor (ya sea el narrador Cărtărescu o el ilustrador Baudoin) o el propio detonante de la angustia y pesadilla del protagonista, Lulú, un personaje con dos facetas (la masculina y la femenina). Y, envolviendo todo este universo, la crudeza y desnudez del blanco y negro, dando lugar a una obra saturada de trazos afilados que buscan acercarse a la obra del escritor rumano desde la esencia, para mostrar una historia descarnada, onírica y desasosegante como la propia mente del protagonista.
El Travesti de Edmond Baudoin es, en definitiva, una interesante adaptación gráfica llena de personalidad, capaz de plasmar un universo ajeno, el de Mirceau Cărtărescu, sin prescindir en ningún momento de su propio estilo y sin importar recursos. Una obra de lectura exigente que plantea al lector un juego de dualidades, sueños y angustias.
Ficha bibliográfica
Edmond Baudoin, Travesti de Mircea Cărtărescu (traducción Lorenzo F. Díaz), Madrid, Impedimenta, 2021, 128 páginas.