Antes de Drácula existió Carmilla. Y, antes que ella y el conde, la condesa sangrienta. La historia de la literatura tiene esos juegos de influencias y las herencias recibidas. Ninguna obra es totalmente nueva y todas dejan un poso para las siguientes obras venideras.
Carmilla es uno de esos ejemplos. La figura del vampiro, popularizada para el gran público por la inmortal novela de Bram Stoker Drácula (1897), tiene antecedentes literarios en un relato del irlandés Joseph Thomas Sheridan Le Fanu (1814-1873), Carmilla, que la editorial Siruela acaba de publicar en una hermosa edición con traducción de Juan Elías Tovar y 30 magníficas, inquietantes y oníricas ilustraciones de Ana Juan.
Escrita en 1872 y publicada en la revista Dark Blue, al final de la trayectoria artística del escritor, se considera una de las primeras historias escritas sobre el mundo de los vampiros y la que ha marcado la estructura básica de este tipo de relatos. Pero Carmilla no parte de cero. Para escribirla, Le Fanu se basó en la tradición de la condesa Elizabeth Báthory («la Condesa Sangrienta»), que un siglo más tarde recuperaría la escritora argentina Alejandra Pizarnik.
Carmilla: erotismo y pesadilla
Carmilla está narrada desde el punto de vista de Laura, una joven inglesa que vive con su padre en un castillo cercano a Estiria (Austria). Un día un carruaje tiene un accidente cerca de su castillo. Los viajeros son dos mujeres nobles: la joven Carmilla y su madre, que pide asilo al padre de Laura para cuidar a su hija mientras ella prosigue su viaje sin dar motivos de su apresurada marcha. Carmilla y Laura entablan una amistad, pero la joven empieza a demostrar un comportamiento romántico y posesivo hacia ella, además de extraños hábitos (nunca se levanta antes de mediodía, parece que nunca está en su cuarto por las noches).
Poco tiempo después, Laura cae enferma y comienza a sufrir pesadillas. Su padre está convencido de que algo extraño sucede y decide investigar las causas. Finalmente se descubre la verdadera identidad de Carmilla, en un final perturbador y apasionado como la historia de Laura y la protagonista.
Lo que hace de la propuesta de Le Fanu aún más interesante, aparte de su historia y la atmósfera que recrea, son las claves que convierten a Carmilla en un relato prototípico de vampiros y, a la vez, le dan una identidad propia.
Construida como una historia gótica, su autor nos presenta un relato de vampiresas con tintes lésbicos, en un ambiente de penumbra, pesadilla y misterio. En este sentido, el relato transmite erotismo y es desasosegante, y las ilustraciones de Ana Juan que acompañan la edición de Siruela refuerzan la sensación de estar ante un mundo sutil y onírico.
Carmilla es una obra que nos sumerge en una historia crepuscular y onírica, que nos acerca a los orígenes del vampirismo y nos introduce en un mundo decadente y gótico. Merece la pena acercarse a ella.
Ficha bibliográfica
Joseph Sheridan Le Fanu, Carmilla (traducción del inglés de Juan Elías Tovar; ilustraciones de Ana Juan), Madrid, Siruel/Fondo de Cultura Económica, 2015, 105 páginas.
La ilustraciones son de Ana Juan. Cortesía de la editorial Siruela.