Nada como una experiencia tan traumática como una guerra sacude los cimientos de los personas. Rasga, quiebra y desmonta lo que creemos ser, lo que nos hace únicos como sociedad o individuos. Con más motivo una guerra tan cruenta como lo fue la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), que provocó, inevitablemente, una sacudida en la sociedad que tuvo resonancias muy diversas, fuera cual fuera el bando. En Europa devino en corrientes filosóficas como el Existencialismo, mientras que en países como Japón en una especie de crisis de identidad de la que los denominados buraiha (literalmente «los villanos o los libertinos«), un grupo de «escritores disolutos que expresaron su ausencia de objetivos vitales», fueron su máximo exponente.
En este grupo de escritores, profundamente marcados por la experiencia de la guerra y, sobre todo por la derrota, se suelen englobar escritores como Osamu Dazai, Sakonosuke Oda, Tamujra Taijirō, Jun Ishikawa o Ango Sakaguchi. Fue este último, especialmente con su ensayo «Sobre la decadencia» (Darakuron), el que más firmemente sacudió en 1946 con su punto de vista sobre la decadencia de Japón y su mirada crítica hacia el papel del bushidō durante la Segunda Guerra Mundial. Una obra que marcó a los japoneses de su época y que la editorial Satori recupera en este último tramo del año en una edición que reúne, además del citado «Sobre la decadencia», los ensayos «Mi visión de la cultura japonesa (Nihon bunka shinkan, 1942) y «Más sobre la decadencia» (Zoku darakuron, 1946), traducidos por Lucía Hornedo Pérez-Aloe.
Sobre la decadencia: caer para resurgir
Los ensayos contenidos en el volumen Sobre la decadencia son documentos fundamentales para entender el Japón de postguerra y el que vendría en décadas posteriores. Un Japón marcado por la derrota que se observa a sí mismo y pone en cuestión rasgos hasta entonces incuestionables, considerados como definitorios para entender la «esencia» de Japón. Ango Sakaguchi (1906-1955) escribió sus textos remarcando la palabra decadencia: Japón era un país decadente construido sobre tradicionales y normas sociales e individuales que nada tenían que ver con su verdadera identidad.
Los ensayos de Sakaguchi miran directamente a los ojos y sitúan ante una verdad incómoda que lleva a cuestionarse la esencia de lo que hasta entonces se consideraba en como «japonés»: principalmente un conjunto de estereotipos culturales y sociales ligados a una tradición lejana que en absoluto encajaba con los tiempos que tocaron vivir a Ango Sakaguchi o, al menos, con su manera de ver el mundo.
El escritor plantea una mirada casi feroz a la tradición (¿qué es realmente?, parece preguntarse en sus ensayos), el emperador o las costumbres sociales, y de una manera muy concreta y directa, desmonta cada uno de ellos, planteando la necesidad de revisitar estos planos como definitorios de lo japonés. Así, sobre la belleza tradicional Sakaguchi manifiesta en «Mi visión de la cultura japonesa»: «No nos afectaría que los templos de Kioto o las estatuas budistas de Nara fueran aniquilados, pero nos veríamos en dificultades si se pararan los trenes«. Esa mirada se extiende por las distintas manifestaciones culturales japonesas, como el Nō, que Ango Sakaguchi ni se plantea ir a ver, o monumentos tan reconocibles como los torii rojos del santuario de Fushimi Inari, que el escritor tilda como de una «vulgaridad extrema«. Sakaguchi dinamita lo puramente corpóreo y material y defiende que la cultura y la tradición del pueblo japonés no se extinguiría si desaparecieran todos esos templos y monumentos.
Por su parte, el concepto de decadencia, que vertebra el ensayo que da título al volumen de Satori y que Ango Sakaguchi aborda de una manera ambigua, no se explica como algo peyorativo sino como un proceso humano esencial para resurgir. La expresión de un estado mental, como señala Lucía Hornedo en el epílogo, que Ango Sakaguchi experimentó varias veces durante su vida. Es interesante esta mirada ya que el autor no parece querer plantear una mirada negativa hacia el propio hecho de encontrarse ante un país decadente: «uno solo podrá descubrirse y salvarse a sí mismo cayendo por completo«, señala al final del ensayo. Solo así, encontrando la propia desnudez y mirándola fijamente, se podrá recuperar la humanidad, el comienzo del verdadero yo de los japoneses.
Sakaguchi Ango, Sobre la decadencia (prefacio de Iván Díaz Sancho); traducción, notas y epílogo de Lucvía Hornedo Pérez-Aloe), Gijón, Satori, 2020, 160 páginas.