Hay vocaciones y talentos tardíos que, a pesar de todo, consiguen florecer en el final de los días. Es lo que le sucedió a la japonesa Toyo Shibata (1911-2013), poeta que empezó a escribir pasados los 90 años, motivada por su hijo Kenichi para afrontar un periodo de depresión, y que vio su primera obra publicada con 98 años. Tomando como inspiración la propia experiencia vital y momentos de la vida cotidiana, Toyo Shibata logró construir un pequeño corpus poético que vio la luz en la sección «El poema de la mañana»del diario Sankei. Su primera antología poética, Kujikenaide («No te desanimes»), se publicó en 2009 y logró vender 1,58 millones de copias en Japón. En lengua española está traducido en la editorial Aguilar su poemario Recoge la luz del sol con las manos, título que vendió más de dos millones de ejemplares en su país.
Se trata, como indica la propia autora, de poemas que nacen de la cotidianidad, de momentos del día día como ver la televisión o el acostarse. En esa intimidad hogareña es donde Toyo Shibata apuntala sus poemas que le permiten afrontar la tristeza y la melancolía, en una suerte de escritura terapéutica. Como dice la autora, «Una cosa que he observado al escribir poemas es que la vida no es sólo triste y dura.» Una vida que, llegado casi al final del camino, cobra luminosidad gracias a la poesía y al efecto positivo que ésta logra en la propia autora:
Desde que, pasados los 90,
empecé a escribir poemas,
cada día tengo algo por lo que vivir.
Aunque estoy en los huesos,
mis ojos calan el corazón del prójimo,
mis oídos oyen bien el susurro del viento,
mi boca, ¿sabéis?, se expresa con vigor.
Y al recibir las alabanzas de todos
me alegro y se renueva
mi deseo de esforzarme.
El poemario de Toyo Shibata cuenta, así, con poemas donde la autora establece un diálogo con sus familiares ausentes, como su madre o su hijo. También explora los pequeños momentos que le dan fuerza para vivir, así como instantes donde conecta con la naturaleza. Los recuerdos, la nostalgia, la mirada al pasado son asimismo constantes de Recoge la luz del sol con las manos, un libro lleno de pequeños detalles que, sin ser una obra de culto, es capaz de emocionar con la sencillez de sus fragmentos de vida.
Toyo Shibata, Recoge la luz del sol con las manos (traducción de Keiko Takahashi y Jordi Fibla; dibujos Toyo Shibata), Aguilar, Madrid, 2013, 78 páginas.