Reflexión del personaje protagonista de Daisuke sobre la crisis de Japón a principios del siglo XX. Sólo hay que sustituir la palabra «Japón» por «España» o por cualquier nombre de país del mundo para comprobar que el texto parece estar escrito en nuestros días.
… no hay ningún otro país lastrado por una deuda semejante y titritando por su pobreza. ¿Cuándo crees que se podrán saldar todas esas deudas? ¡Oh, sí! Los bonos en moneda extranjera se pagarán, pero no son esas las únicas deudas a las que me refiero. La cuestión es: Japón no puede salir adelante por sí mismo sin la ayuda extranjera. Sin embargo, representa un poder de clase superior y hace un gran esfuerzo por alcanzar el estatus que le corresponde. (…) a Japón se le van a romper las tripas y las consecuencias de eso se verán en cada uno de los individuos. Un pueblo así de oprimido por Occidente no tiene tiempo libre para cultivar su mente y por eso no puede hacer nada que merezca la pena. Recibe una educación despojada hasta los huesos, que obliga a tener las narices tan pegadas a la rueda de molino al que estamos enganchados que al final nos mareamos y acabamos por padecer todo tipo de crisis nerviosas. (…) El declive moral también se ha instalado en entre nosotros. Mires donde mires en este país, no encontrarás ni un solo rincón glorioso, brillante. Son todo lugares sombríos.»
Fragmento de Daisuke (1909) de Natsume Soseki (Madrid, Impedimenta, 2011, página 104).
La imagen se encuentra en Wikimedia Commons y pertenece a la National Diet Library of Japan.