La publicación de la narrativa completa a cargo de la editorial Emecé y la presentación por parte de Lumen de un volumen que recoge cuentos y relatos inéditos de la gran escritora argentina Silvina Ocampo (1903-1993), pone de manifiesto el actual interés por recuperar y “redescubrir” a una de las narradoras más originales y personales de la literatura hispanoamericana.
Las repeticiones y otros cuentos inéditos (Lumen) es una recopilación de veinticuatro cuentos a los que se suman dos novelas cortas que constituyen hasta el momento piezas desconocidas para el público y que se muestran aquí como referentes necesarios para conocer y completar la trayectoria literaria de Silvina Ocampo, una narradora excepcional que ha sido sin embargo eclipsada, en cierto modo, por su marido el también narrador Adolfo Bioy Casares y por su amigo el gran Jorge Luis Borges. Lejos de ser una narradora menor, Silvina Ocampo puede considerarse una escritora revolucionaria, propietaria de una concepción narrativa muy personal en continua búsqueda de nuevos mecanismos para abordar el fructífero terreno del relato corto y el cuento.
La edición de Las repeticiones y otros cuentos inéditos ha sido elaborada por el crítico y poeta Ernesto Montequin, quien ha optado por una edición sobria y exenta de aparato crítico, aportando tan sólo al final del volumen un apéndice breve con información sobre los relatos que componen esta antología.
El cuerpo narrativo del volumen se organiza en dos bloques. El primero de ellos recoge un conjunto de cuentos escritos en un arco temporal amplio que transcurre entre los años treinta y ochenta, permitiendo así abarcar un período de tiempo muy extenso que nos aporta una rica y variada de muestra de las diferentes tonalidades narrativas y los temas que preocupaban a la escritora bonaerense. El segundo de ellos incluye dos novelas cortas que hasta ahora no habían visto la luz en ninguna editorial.
En la primera sección encontramos veinticuatro narraciones cuya extensión oscila entre
una página y seis. Son cuentos, como indica Ernesto Montequin en su apéndice con notas sobre los textos, obtenidos de material disperso, la mayor parte de las ocasiones de cuadernos y hojas sueltas manuscritas. Silvina Ocampo desarrolló un particular método de trabajo en el que realizaba diferentes versiones que sometía a la revisión y consejos de Adolfo Bioy Casares, tras los que elaboraba el texto final. La dificultad que esto entraña nos permite ver el complejo trabajo con respecto a las fuentes realizado por el crítico.
Los relatos que integran la producción hasta ahora inédita de Silvina Ocampo muestran, por lo general, diversos acercamientos estéticos y desarrollos narrativos plagados de obsesiones y temas recurrentes. La narradora y poeta argentina juega con la narración en primera persona y la dota de verosimilitud, sin renunciar a situaciones y experiencias que rozan lo fantástico y que sin embargo son, en su universo narrativo, tan coherentes y posibles como el llamado mundo real.
Son habituales en sus cuentos los mundos infantiles, donde Silvina Ocampo parece encontrar un rico y complejo espacio donde los niños son seres únicos y especiales dotados de facultades y sensaciones que los adultos no pueden experimentar ni compartir. El amor, los celos y la agonía de la distancia son algunos de los temas que salpican sus narraciones, donde la belleza se transforma en pilar y lo incomprensible forma parte necesaria de un universo caracterizado por lo ambiguo y lo excepcional.
Los cuentos de Silvina Ocampo están cimentados en una narrativa potente que seduce en las primeras líneas, con finales abruptos y desasosegantes que amplifican su eco mucho tiempo después de haber acabado su lectura. Un combate ganado no por puntos, sino gracias a un puñetazo directo en el que la escritora argentina tuerce y retuerce su narrativa para construir artefactos inconfundibles.
Por otro lado, la segunda parte del volumen incluye dos novelas cortas. La primera, El vidente, parece poder situarse entre la publicación de Viaje Olvidado (1937) y Autobiografía de Irene (1945), mientras que la segunda, compuesta por diferentes materiales dispersos, Lo mejor de la familia, podría datarse en los primeros años de la década de los setenta. En las dos novelas se advierte una focalización sobre personajes excepcionales que observan una realidad compleja y desconcertante, tal y como ocurre con el narrador y protagonista de El vidente o la extraña familia que compone Lo mejor de la familia y en las dos subyacen algunos de los temas típicos de Ocampo, tales como el amor, lo excepcional, la soledad o el miedo.
Para completar esta muestra de la narrativa inédita de Silvina Ocampo, el volumen se cierra con un apéndice en el que Ernesto Montequin incluye fragmentos de texto no incluidos en el borrador de Lo mejor de la familia y una sección en la que aporta información sobre las fuentes de los textos inéditos que componen la primera parte del volumen. Esta aportación es sin duda de gran ayuda para aquellos críticos o investigadores que deseen conocer las fuentes y materiales empleados, confiriendo así a este volumen un rigor que es de agradecer.
Las repeticiones y otros cuentos inéditos es, en conclusión, una excelente oportunidad para acercarse a la obra menos conocida de la escritora argentina, una posibilidad de completar una trayectoria ejemplar y de conocer a una de las mejores narradoras hispanoamericanas.
Silvina Ocampo, Las repeticiones y otros cuentos inéditos, Barcelona, Lumen, 2006.