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‘Querido Diego, te abraza Quiela’, una pequeña joya de Elena Poniatowska

La reciente entrega del Premio Cervantes a Elena Poniatowska (París, 1939) ha vuelto a situar las obras de la escritora mexicana en las mesas de destacados de las librerías españolas. La editorial Impedimenta, aprovechando la concesión del galardón en 2013, publicó a principios de este año una pequeña novela de la autora de La noche de Tlatelolco (lamentablemente casi imposible de encontrar en nuestro país), Querido Diego, te abraza Quiela, una de las obras más traducidas de Poniatowska que se lee en apenas un par de tardes.

Querido Diego, te abraza Quiela o la soledad

Querido Diego, te abraza Quiela (1978), es un conjunto de cartas imaginadas en las que la artista rusa Angelina Beloff, primera mujer de Diego Rivera, le declara su amor incondicional ante la ausencia del artista, que ha regresado a México desde París. La dolorosa correspondencia de Quiela, como le gustaba llamarla a Rivera, muestra los momentos de penuria y hambre por los que pasa Angelina, abandonada y sin embargo tenazmente amarrada al recuerdo de un hombre fantasma que la ha olvidado al llegar a su patria.

La figura de Angelina Beloff llegó a manos de Elena Poniatowska a finales de los años 70, cuando la escritora preparaba un prólogo que le habían encargado para la edición de dos novelas de la escritora mexicana Guadalupe Marín (1895-1983), la segunda esposa de Diego Rivera. Al consultar el libro La fabulosa vida de Diego Rivera, de Bertram Wolfe, encontró en sus páginas a Angelina Beloff, con quien el pintor convivió diez años en París y con la que tuvo un hijo.

Fascinada por Quiela, la escritora mexicana decidió reconstruir el personaje de Angelina Beloff mediante una narración epistolar escrita durante los meses posteriores al abandono de Rivera. Ésta se desarrolla entre el 19 de octubre de 1921 y el 22 de julio de 1922, en total nueves meses en los que «parece gestarse algo», según indica el editor de Impedimenta, Enrique Redel.

En las doce cartas imaginadas que componen Querido Diego, te abraza Quiela (sólo la última carta es real y se recoge en la mencionada obra de Wolfe) encontramos un conjunto de temas que gravitan en torno al dolor: la dependencia amorosa, la creación artística, la desesperación, la mujer a la sombra del genio, la maternidad frustrada ante la muerte de su hijo, la sumisión o la negación del propio talento. Sin embargo, el acierto de Elena Poniatowska no es presentarnos sólo a una víctima, sino a una mujer que se ha autodestruido al acercarse demasiado a una figura que fagocitaba a las mujeres que dormían a su lado.

Las tres mujeres de Diego Rivera

 

Una novela sobre la huella que deja el (des)amor

Querido Diego, te abraza Quiela también es una nouvelle sobre el abandono, sobre las heridas y cicatrices que dejan los amores violentos y apasionados. Tras diez años de unión y un hijo que murió de meningitis al poco de nacer, la caracterización que de Angelina elabora Elena Poniatowska es la de una víctima de la arrolladora personalidad de Diego Rivera, a la que somete su propia identidad y talento. Así, las cartas revelan a una mujer que gira en torno al hombre al que ha convertido en ídolo («sin ti soy bien poca cosa, mi valor lo determina el amor que me tengas y existo para los demás en la medida en que tú me quieras«).

Pese a ello, encontramos a una mujer enamorada en la que palpita una callada resignación a pesar de la esperanza: «…todo lo interrumpió la guerra; en el fondo la guerra rompió tu lazo con Francia y nuestro hijo al morir, conmigo. Lo presentí, Diego, y lo acepté. Creí firmemente que te alcanzaría después, que estos diez años de vida en común no habían sido en vano, después de todo fui tu esposa y estoy segura de que me amaste«.

La construcción de Poniatowska nos ofrece dos personajes que se definen por su acción y omisión. En el caso de la voz principal, Angelina, la acción la crean sus palabras, que a lo largo de las cartas que envía sin respuesta trazan los sentimientos que la dominan, generando en el lector una corriente de compasión y desolación ante su dependencia emocional.

Por su parte, la imagen que conformamos del pintor Diego Rivera es, por omisión, todo lo negativa que Angelina no es capaz de ver, cegada por un amor que la ha deslumbrado. Esta visión de uno de los grandes iconos de la causa mexicana le valió a la escritora Elena Poniatowska no pocas críticas por haber «mancillado» la imagen de un artista que, con el paso de los años, percibimos mucho más cerca de la realidad que dibuja la escritora. Y es que, efectivamente, es duro el retrato que hace Poniatowska de Rivera, pero no tanto por la crítica sino por el hecho de que derriba a un mito y lo sitúa al mismo nivel que el resto de los seres humanos.

Una novela tan breve como amarga, Querido Diego, te abraza Quiela es una obra que brilla como una joya menor dentro de la dilatada trayectoria literaria y periodística de la escritora mexicana. Unas memorias que viajan del presente al pasado, pero que no dejan espacio para el futuro. Aroma de olor y literatura concentrados en un frasco pequeño.

Referencias

Elena Poniatowska, Querido Diego, te abraza Quiela, Madrid, Impedimenta, 2014, 96 páginas.

La imagen de la portada del libro es de la editorial Impedimenta.

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