A Marta Rebón (1976) le debemos valiosas traducciones de autores rusos de obra extraordinaria: Vasili Grossman, Liudmila Ulítskaya, Lidia Chukóvskaia, Lev Tolstói, Yevgueni Zamiatin, Yuri Olesha, Borís Pasternak, Vasili Aksiónov, Fiódor Dostoievski o Mijaíl Bulgákov, entre otros. El suyo es un oficio invisible, a menudo poco reconocido e inmensamente difícil, un «arte de la imaginación», como lo denomina la traductora, crítica y fotógrafa, que en el mundo literario no se le reconoce lo suficiente. Y sólo gracias al trabajo honesto y profesional de los traductores un autor puede llegar hasta aquellos que no conocen su lengua materna.
El primer libro escrito por Marta Rebón, En la ciudad líquida (publicado por Caballo de Troya), es un recorrido vital y literario por aquellos autores y ciudades que han marcado a la autora, personal y profesionalmente. En ese peculiar viaje Rebón pasea por ciudades de distintos continentes, incorporando anécdotas de escritores y vivencias personales. Se trata de un proyecto de múltiples caras, tanto las del recuerdo y la voz como las visuales, ya que el libro se acompaña de fotografías que la autora y su compañero Ferran Mateo han ido realizando a lo largo de sus viajes por el mundo, lo que dota al libro de un carácter mucho más global.
Cartografía íntima y desnuda
En la ciudad líquida es un libro inclasificable, quizá de manera deliberada por su autora. Es narración y viaje, anecdotario y biografía. Una cartografía íntima y desnuda por las ciudades de los maestros a los que Marta Rebón se ha enfrentado en su labor como traductora y un paseo por otras ciudades en las que la autora ha habitado. Por ello, no hay en este ensayo literario una sola ciudad a la que asirse: recorremos las calles de San Petersburgo, pero también las de Oporto, París o Tánger.
Es también En la ciudad líquida un paseo por la memoria y el amor por la literatura, uno de esos libros que los «letraheridos» disfrutan por todo lo que tiene de recorrido por las vidas y curiosidades que rodean a los escritores y sus obras. Así, el lector se encuentra con Dostoievski, Chéjov, Grossman, Pasternak, Tolstoi, Brodsky o Nabokov, en un diálogo a tres voces que pone en contacto a lectores, autores y traductora, al mismo tiempo que recorre la geografía íntima de esta última. Marta Rebón ha dicho que su debut narrativo tiene como tema principal la literatura, pero también los libros, las personas que la leen y lo que se moviliza en nosotros cuando leemos. Porque la literatura es un viaje que no termina cuando cierras la última página del libro.
Se nota que Marta Rebón ama el uso de la palabra y que busca una voz personal al componer un estilo narrativo depurado con un particular gusto por la adjetivación y una intención evocadora que transmite al lector numerosas sugerencias.
En la ciudad líquida es una propuesta que atrapa, al mismo tiempo que permite iniciar un viaje sin destino concreto («Lo que se desarrolla en línea recta y es predecible resulta irrelevante«, dice la autora), un proceso de conocimiento de uno mismo y de reencuentro con autores que han tenido un impacto en la vida de la autora. Porque las experiencias lectoras, personales y físicas son un todo indisociable que nos conforma como seres humanos. Rebón recoge una reflexión de Antoine de Saint-Exupéry que resume la intención del libro: «la literatura, no es más que una consecuencia de haber visto y, sobre todo, de haber vivido».
Ficha bibliográfica
Marta Rebón, En la ciudad líquida, Barcelona, Caballo de Troya, 2017, 397 páginas.