arbol de los cuentos

Memoria y recorrido: ‘El árbol de los cuentos’, de Luis Mateo Díez

El árbol como memoria, como lugar de cobijo y descanso al que acuden los recuerdos y las historias. Con esta evocadora metáfora como punto de partida el escritor y miembro de la Real Academia Española Luis Mateo Díez (Villablino, León, 1942) recupera en El árbol de los cuentos toda su producción en este género desde 1973 hasta 2004.

El título evoca una tradición arcaica en la que ciertas tribus africanas y del Amazonas se reúnen bajo el árbol más frondoso del poblado para contar y escuchar relatos. Un intercambio de historias en el que normalmente subyace experiencia y sabiduría, donde la imaginación y la memoria se confunden.

Esto es precisamente lo que ha querido hacer el escritor leonés: reunir todos sus cuentos dispersos en el tiempo y en la memoria y hacerlos volver para adquirir la consistencia de las ramas del árbol al que pertenecen. Un tronco el suyo que responde a la potente y rica trayectoria de Mateo Díez, que ya desde hace más de dos décadas se ha erigido como una de las voces más importantes de la literatura en lengua española. Un excelente narrador, en definitiva, que recoge toda la rica tradición de narrativa corta en donde se han destacado autores como Leopoldo Alas “Clarín”, Medardo Fraile, Ignacio Aldecoa o José María Merino por citar tan sólo unos pocos nombres.

Así, El árbol de los cuentos, volumen que reúne únicamente la producción cuentística del leonés dejando a un lado los relatos más extensos como los contenidos en Memorial de hierbas (1973) o El eco de las bodas (2003), es un libro imprescindible para comprender al escritor y disfrutar del clima y las texturas narrativas que puede proporcionar la lectura de este conjunto de cuentos más allá de la (injusta) consideración de género menor por gran parte de la crítica y la  doctrina. En este sentido, el propio Luis Mateo Díez afirma: “Este libro es un buen espejo de lo que he sido como escritor, está lleno de mis pesquisas como narrador, de mis intereses y de mis contradicciones”.

Efectivamente, leer los cuentos que componen El árbol de los cuentos es ir desgranando la trayectoria vital y profesional del académico, ya que muchos de los relatos contenidos en el volumen, como los que componen Días del desván (1997), por ejemplo, son en realidad recuerdos novelados, una historia de aprendizaje en los años de postguerra durante la infancia del escritor leonés y la de su hermano.

El árbol de los cuentos y el aprendizaje de lo imaginario

Luis Mateo Díez ha manifestado en numerosas ocasiones que ha sido el cuento una de sus fuentes de aprendizaje no sólo profesional, sino también vital. El aprendizaje de lo imaginario llega desde la oralidad, desde el intercambio de historias que han ido fraguando las ensoñaciones y los recuerdos, pero también el aprendizaje de la vida. Los cuentos como “formas de vida” han dado a Mateo Díez voz y entidad, y el presente libro es una buena muestra de ello.

Los cuentos del escritor leonés son, en efecto, entes vivos, funcionan con su propia lógica y perviven más allá de su lectura. Desde lo que él mismo ha dado en llamar un “realismo sin límites”, los relatos de Mateo Díez, dispersos en el tiempo y espacio, adquieren en este volumen una coherente estructura temática que nos desvela la unión comprometida y vital de este narrador con su obra.

Distribuidos entre las ramas-ensoñaciones de un “árbol vital”, el volumen reúne más de un centenar de cuentos que se han dio publicando a lo largo de la dilatada andadura profesional del académico de la RAE. Un ejercicio que ha supuesto para el escritor una manera de recuperación y de reconocimiento.

Los títulos componen alguna de las piezas fundamentales del leonés, ya que es precisamente el cuento el género en el que nació la vocación literaria de Mateo Díez y el que más satisfacciones parece haberle dado. Así, Brasas de otoño, Álbum de esquinas, Los males menores, Días del desván, Las palabras de la vida y Las lecciones de las cosas son los escenarios por los que transcurre el devenir de la memoria y la imaginación, donde desfilan personajes que “buscan aventuras a la vuelta de la esquina y que viven situaciones de extravío”.

En efecto, los personajes que deambulan en los espacios y ficciones narrativas del leonés son gente perdida, perdedores que transitan “caminos de perdición”. Este sustrato pesimista, sin embargo, no menoscaba la inmensa fuerza de la narrativa de  Mateo Díez, donde el devenir de sus personajes transcurre en un universo vivo y latente, personajes en torno a los que gravitan los motivos habituales del escritor: el secreto, el viaje, la búsqueda de la infancia, el aprendizaje o el recuerdo.

La ficción nos une y nos ampara”. Bajo esta premisa, Luis Mateo Díez, quien se ha movido desde sus inicios entre los más diversos géneros con la facilidad y soltura del que sabe y tiene oficio, ha hecho de la ficción un territorio necesario, un espacio donde imaginación y memoria son “la misma leña de esa hoguera que calienta la ficción”. La ficción que ha encontrado su “destino” bajo las apariencias de novela o relato. Será en éste último donde Mateo Díez se muestra, como hemos señalado, como uno de los fabuladores imprescindibles del género. El cuento no como aprendizaje del oficio de escritor, sino como género y expresión única, como “piezas sustanciales del conocimiento humano, espejos de vida, fieles e intensos”.

Las narraciones de Luis Mateo Díez son piezas de mecanismo perfecto, de una tensión que supura un lenguaje rico y culto, del cual el escritor leonés, fascinado desde niño por la literatura popular y el arte de la oralidad,  se ha encargado siempre de mimar y cuidar.

Entre sus temas y motivos más importantes destacan, como hemos mencionado antes, el aprendizaje en la infancia y el recuerdo, presentes en buena parte de sus relatos. Un aprendizaje que nace de la unión de ficción y memoria, sin que éstas supongan en modo alguno conceptos distintos y disociados.

El árbol de los cuentos es, en definitiva, una excelente oportunidad de disfrutar de la producción de narrativa breve de uno de los mejores narradores vivos en lengua española. Caracterizados por una prosa delicada de una textura plástica y cuidada, los cuentos de Luis Mateo Díez son piezas que luchan contra la “perfección del olvido”. Son narraciones que exigen al lector un compromiso casi literario. Porque como el mismo escritor señala, “No hay opción para las historias complacientes, la vida que se gana en las ficciones debe ser más poderosa que la verdadera”.

Ficha bibliográfica
Luis Mateo Díez, El árbol de los cuentos, Madrid, Alfaguara, 2006. 

La imagen le he extraído de este enlace.

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