Misceláneas primaverales es un conjunto de sueños y recuerdos que el escritor japonés Natsume Sōseki esbozó entre 1908 y 1910 anticipando, tras unas primeras novelas marcadas por la comicidad, un estilo narrativo basado en la introspección y la melancolía. Se trata de relatos fragmentados y oníricos que suponen una faceta desconocida de un narrador que sentó las bases de la literatura nipona moderna y que nos acercan a su compleja personalidad de manera evocadora y lírica.
La editorial especializada en cultura japonesa Satori ha reunido, para regocijo de los seguidores del narrador nipón Natsume Sōseki, Misceláneas primaverales, un volumen que reúne dos conjuntos de textos publicados por entregas entre 1908 y 1910, cuando el escritor decidió dejar el mundo de la enseñanza universitaria para dedicarse por entero a la literatura. Por aquel entonces Sōseki ya conocía el éxito literario gracias a las novelas Botchan (1906) y Yo, el gato (1906), y en pocos años publicaría la que es una de sus obras maestras, Kokoro (1914). Los relatos de Misceláneas primaverales (compuesto por Los sueños de diez noches y el conjunto de relatos que dan título al volumen) son, por tanto, textos de transición, en los que el escritor abandona el aspecto humorístico de sus primeras obras y da un paso adelante hacia la introspección y melancolía características de sus obras posteriores, donde cada relato es un fragmento de vida que bucea hacia el interior del narrador, observador y protagonista de una realidad onírica y surrealista.
Las historias de este volumen son, en parte, como señala José Pazó en su prólogo a la edición de Satori, un “entrenamiento” hacia la dura introspección de Las hierbas del camino (1915), la última novela que publicó el escritor nipón. Así, las digresiones líricas de Misceláneas primaverales pueden hacer pensar en una especie de “novela haiku”, donde lo estético y lo reflexivo se aúnan intentado transmitir la misma visión fugaz que también cultivara el autor en sus haikus y que la editorial Satori ha publicado también recientemente bajo el volumen titulado Sueño de la libélula. En este sentido, se trata de relatos anclados en lo onírico, que muestran una escritura tremendamente moderna, fragmentada y subjetiva, alejada de juicios y ornamentos.
Los sueños de diez noches
En los relatos que componen el primero de los conjuntos de narraciones del volumen, Los sueños de diez noches, encontramos a un Sōseki que escribe con mayor libertad que en sus primeras obras, navegando por un mundo onírico que plasma en diez sueños que, en la mayoría de los casos, tienen como referente la muerte. Es posible que la publicación de La interpretación de los sueños de Sigmund Freud en 1900 pudiera haber influido en el escritor nipón, ya que en ellos Sōseki narra “sueños que soñó” y que resultan en muchos casos perturbadores para el lector. Así, en el primero de ellos, el escritor describe de forma lírica el enterramiento de una mujer, mientras que las emociones y los deseos homicidas toman el control del segundo de los sueños. En definitiva, Sōseki plasma una atmósfera brumosa y onírica donde la muerte se examina desde diferentes puntos de vista.
Misceláneas primaverales
Por su parte, Misceláneas primaverales reúne 25 relatos breves (muchos de ellos casi fragmentos literarios ya que no responden a la estructura del género tal y como lo conocemos) que tienen como principal nexo las vivencias personales del escritor nipón. Así, estos “Opúsculos nacidos del ocio de los largos días de primavera” se basan en lo autobiográfico y cimentan la estructura en lo anecdótico, que permite al autor bucear en el interior de sus recuerdos.
En este sentido, los relatos pivotan en torno a lo recordado y lo imaginado, evocaciones en muchos casos ligadas a la experiencia vital del escritor en la Inglaterra a principios del siglo XX, donde vivió durante tres años. A estos relatos les caracteriza un cierto tono costumbrista en el que se evocan anécdotas de la vida diaria, narraciones fragmentadas y subjetivas que, como si de un conjunto de teselas se tratara, guían al lector hacia el mosaico de la personalidad del escritor japonés. De este modo, las historias de Misceláneas primaverales ofrecen pistas para comprender a un Sōseki introspectivo, reflexivo, melancólico y brillante, que busca a través de la intuición y el recuerdo comprender una parte de su alma.
En este conjunto de relatos encontramos también la mirada hacia el otro: como parte de su vivencia personal, Sōseki observa al occidental en los relatos que se ambientan en el Londres de principios de siglo XX, analizando con precisión y melancolía un mundo del que no consigue formar parte.
Misceláneas primaverales nos permiten conocer a un Sōseki muy distinto del humorístico escritor de Botchan o Yo, el gato, pero también anticipar al introspectivo narrador de Kokoro, El caminante (1912) o Las hierbas del camino. Relatos fragmentados que funcionan como un estimulante caleidoscopio que compone la personal narrativa de Sōseki, plagados de sueños, reflexiones y recuerdos que nos devuelven la imagen de un escritor en busca de sí mismo y que anticipará la tendencia desarrollada por grandes novelistas como Kōbō Abe o el popular Haruki Murakami.
Referencias
Natsume Sōseki, Misceláneas primaverales (traducción de Akira Sugiyama y prólogo de José Pazó), Gijón, Satori, 2013, 160 páginas.
La imagen es de Ian A Kirk.