El Dios del Manga. Con este apelativo tan contundente se conoce a Shōtarō Ishinomori (pseudónimo de Shōtarō Onodera, 1938-1998), uno de los autores de cómic más prolíficos, referente indispensable en el mundo del manga y del anime. Su obra, entre la que se encuentran mangas tan populares como Cyborg 009, Super Sentai o Kamen Rider se recoge en 500 tomos, 770 historias diferentes y 128.000 páginas publicadas. Nada menos.
Deudor de Osamu Tezuka (Astroboy, La princesa caballero), del que fue discípulo, Shōtarō Ishinomori ha sido una de las figuras más influyentes del manga, del anime y del tokusatsu (películas o series que utilizan fundamentalmente efectos especiales). Su extenso trabajo recorre todo tipo de géneros, desde la ciencia ficción o los relatos fantásticos hasta las historias eróticas, y su estilo, que puede sorprender por su distancia con el actual modo de dibujar manga, resulta inconfundible.
Pero pese a su enorme y vasta obra, han sido muy pocas las obras de Shōtarō Ishinomori traducidas en nuestra lengua. Cosa curiosa tratándose de uno de los autores clave del manga clásico. No obstante, la editorial asturiana Satori ha decidido recuperar el trabajo de Ishinomori y celebrarlo además con una colección propia de manga: el resultado ha sido Mi vida sexual y otros relatos eróticos.
Mi vida sexual y otros relatos eróticos es un divertidísimo y cuidado volumen que reúne quince historias breves dirigidas al público adulto, escritas entre los años 60 y 70 del siglo pasado, todas ellas con el erotismo como nexo común.
El (loquísimo) universo creativo de Shōtarō Ishinomori es desbordante y sorprendente, y gracias a él el lector puede transitar por distintos géneros y relatos donde se entremezclan la fantasía, el humor, la ciencia ficción, la psicodelia o los mundos alternos. Además, el voluptuoso trazo del mangaka japonés y las curiosas historias que propone permiten recorrer los diferentes grados de la estética eroguro que últimamente la editorial Satori está explorando, dando lugar a una obra inclasificable que no deja indiferente. Porque por sus páginas desfilan personajes inolvidables como la «mujer mochi«, novias «conejita» o amantes procedentes de otro plano espacio-temporal al que se accede a través de un armario.
La edición de Satori es, como es habitual en las obras que publica, todo un lujo, con un formato alejado de los estándares de tamaño de los mangas, papel muy cuidado y una estupenda traducción de Marc Bernabé. Una arriesgada y excelente manera de hacerse un hueco en el mercado del manga con la publicación de obras de autores clásicos pero recuperando sus obras menos conocidas o convencionales.