Se calcula que casi 7 millones de personas hablan catalán y más de 5 millones y medio lo leen sin dificultad. Son datos del Idescat (Institut d’Estadística de Catalunya), unas cifras que muestran un alto porcentaje de lectores en lengua catalana para los que existe una industria editorial en esa lengua. De hecho, según datos de 2013 de este mismo organismo, en Cataluña se publicaron ese año 16.086 de títulos (entre libros y folletos, lo que supuso el 28,5% de la producción editorial en España), de los que 7.920 respondían a títulos publicados en catalán. 1.786 y 1.884 fueron libros de literatura y literatura infantil y juvenil, respectivamente.
El sistema editorial catalán se sustenta en pequeñas editoriales independientes que contribuyen a la difusión de la lengua catalana, ya sea de manera mixta (publicando obras en castellano y en catalán) o exclusiva. En este sentido, la Associació d’Editors en Llengua Catalana cifra en un 45% el porcentaje de editoriales monolingües. En este último grupo se incluye Lapislàtzuli, una editorial que desde marzo de 2011 mantiene el empeño de descubrir pequeñas joyas literarias a los lectores en lengua catalana.
Lapislàtzuli, una editorial en busca de joyas literarias
A la cabeza de la editorial Lapislàtzuli se encuentran Rocío Rodríguez (ilustradora, maquetadora y artista multidisciplinar), Enric Caujapé (experto en comunicación 2.0 y redes sociales) y el escritor Jon López de Viñaspre. Desde que naciera la editorial hace ya cuatro años el «viaje» de Lapislàzuli ha sido, para sus editores, toda una aventura: Hemos hecho de todo, buscando siempre dotar cada edición de alguna cosa especial (a veces un CD con música, ilustraciones interiores, una edición bilingüe, buscando el crowfunding o la aportación popular, implicando a entidades u organizaciones…) –nos cuenta Jon López en una entrevista para koratai–. En este periplo hemos conocido un montón de lugares y de seres variopintos; hemos hecho amigos. Eso ha sido lo mejor. Lo más complicado es siempre conseguir visibilidad, nadar entre los grandes tiburones editoriales, pasear con gracia la barquita de vela romántica entre tanto trasatlántico.”
Se trata de una apuesta no exenta de complicaciones ya que el equipo de Lapislàzuli ve los cambios que en el sector editorial se están produciendo y que van en contra de esa manera de ver la edición de manera «artesanal» en la que ellos creen. «La profesionalización o modernización del mundo editorial ha provocado la irrupción de infinidad de intermediarios y las editoriales se han sometido a los dictados del mercado y el libro ha pasado de ser una obra única a un objeto más de consumo con pronta fecha de caducidad. Hace tiempo las obras se escribían y se editaban con la pretensión de que quedasen para siempre, con la pretensión de hacer clásicos. Ahora parece que si un autor no escribe un libro cada año no existe. Y las grandes editoriales fagocitan sus libros más recientes con novedades semanales, nadie conoce a nadie. Pero hay vida a contracorriente. Las editoriales pequeñas e independientes cuidamos el libro como objeto y buscamos contenidos de calidad.»
«Hay vida a contracorriente. Las editoriales pequeñas e independientes cuidamos el libro como objeto y buscamos contenidos de calidad.»
En este sentido, los tres son amantes y defensores del trabajo de editores “a la antigua”: “Hace unos años Enric y yo masticábamos este proyecto editorial basado en la edición de pequeñas joyas literarias de cualquier género, con la pretensión de volver a la antigua manera de editar, es decir, trabajando las obras mano a mano con los autores y fomentando la proximidad con libreros, impresores, traductores…” –explica Jon.
Esa proximidad con todos los implicados en el proceso de edición en el sentido más tradicional es lo que lleva al equipo de Lapislàtzuli a creer en cuidar el libro tanto en difusión como en presentaciones, dedicando tiempo y energía a cada libro en una especie de edición de slow books. “Eso sólo se consigue si siempre editas lo que quieres, si crees totalmente en la joya que vas a sacar a la luz. Esta idea de proximidad nos hizo centrarnos en el mercado catalán.”
En ese mercado catalán es donde la editorial ha querido ofrecer joyas literarias que, como el lapislázuli que da nombre al proyecto, son muy raras de encontrar. “Lo fundamental para nosotros es encontrar obras de un alto valor literario o humano, ya sea narrativa, poesía, ensayo… Obras olvidadas de grandes escritores o de autores actuales ignorados o tapados por la avalancha editorial. La clave es la obra, que la obra sea buena, diferente, única. A partir de ahí iniciamos el trabajo editorial para darle toda la originalidad que necesita, para hacerla brillar.”
Literatura japonesa en catalán
En esa búsqueda de nuevas vetas de piedras preciosas literarias el equipo de Lapislàtzuli ha puesto sus ojos en la literatura japonesa. A su catalogo acaban de llegar dos títulos que inauguran la colección “Sèrie de literatura japonesa”, una apuesta que viene avalada por el trabajo del experto Ko Tazawa y que responde a una voluntad de difundir la literatura japonesa entre los lectores en lengua catalana de una manera coherente y ordenada. “Normalmente, las obras japonesas que se han traducido al catalán o al castellano responden a los autores que se han puesto más de moda (Murakami, Mishima, Oé…) Además, las traducciones han surgido de diferentes editoriales y el lector no tiene una concepción global de la literatura japonesa. Como habíamos trabajado anteriormente con el profesor Ko Tazawa, él nos propuso crear una serie de literatura japonesa ordenada cronológicamente, hecha de pequeñas joyas o novelas cortas, desde la era Meiji hasta la era Showa (hasta 1966, aproximadamente). Esto daría una idea completa al lector para comprender mejor a los autores actuales como Murakami.”
Los primeros autores con los que la editorial comienza ese recorrido son Ichiyo Higuchi y Ogai Mori. De la primera se publica A veure qui és més alt (Midori, una petita geisha) (1895), una historia de amor adolescente ambientada en el antiguo barrio de Yoshiwara en Tokio, centro oficial de prostitución, factor que influye en la vida y el destino de los protagonistas. El segundo título es Harakiri. El cas de la família Abe, un cuento realista de Ogai Mori escrito en 1913, un texto que retrata muy bien el criterio moral y el sentido del deber de la comunidad de los samuráis, de una época antigua y feudal. Para Jon López son «dos pequeñas joyas, en definitiva.”
La relación del equipo de editores de Lapislàzuli con la literatura japonesa es reciente. «La verdad es que era una literatura bastante desconocida para nosotros y nos encanta que Ko Tazawa nos esté llevando a esta inmersión ordenada de títulos. Sin duda, las diez obras, los diez autores que conformarán esta serie proporcionarán al lector un conocimiento bastante completo de la literatura japonesa moderna y entenderemos mejor a los autores actuales más conocidos.»
Entre las próximas novedades de la colección «Sèrie de literatura japonesa» se encuentra uno de los autores nipones más destacados: «Puedo avanzar que Ko Tazawa ya está acabando la traducción de 10 nits, 10 somnis, de Soseki Natsume, el que fuera el maestro espiritual de Murakami. Incluso Kurosawa rodó una película basada en estos diez cuentos fantásticos.»
Las imágenes de los editores son cortesía de Lapislàtzuli Editorial.