Trieste es una ciudad donde la cultura y la literatura son partes intrínsecas de su identidad. Autores como Italo Svevo, Scipio Slataper, Umberto Saba, Carlo Stuparich, Carlo Michelstaedter, Enrico Mreule, Claudio Magris o Marisa Madieri han creado obras en las que la ciudad y su paisaje son elementos inseparables de sus historias. Giani Stuparich (1891- 1961), triestino de nacimiento y de corazón, es otro de sus grandes representantes, un narrador que quiso despertar la conciencia cultural de su ciudad natal y contribuyó a forjar la quimera de la literatura triestina.
Autor de relatos, artículos y poesía, Giani Stuparich destaca por su estilo sutil y sugerente, del que el relato Un año de escuela en Trieste (Un anno di scuola), publicado por primera vez en el volumen Racconti de 1929 y recuperado por la editorial Minúscula en 2010, es un buen ejemplo.
Un año de escuela en Trieste es un relato del que emana una atmósfera entre melancólica y triste que envuelve a sus personajes y las calles que transitan. Mezcla de relato y de obra con elementos autobiográficos, encontramos, encarnados en el magnético y rebelde personaje de Edda Marty, las complejidades de los años de la adolescencia, de los primeros amores y de las pasiones, de los lazos de amistad y la soledad. Edda es una sutil recreación de la mujer valiente, fuera de lo común. Su voluntad de estudiar en un instituto masculino y ser una más en una pandilla de amigos estudiantes muestra la dificultad de las relaciones entre los dos sexos, en donde el equilibrio se rompe fácilmente y la amistad se muestra mucho más frágil de lo que a priori pueda parecer. Y todo en un relato de apenas 95 páginas condensado en una historia hermosa en la que Giani Stuparich reflexiona sobre estos elementos universales y sobre el dolor y la nostalgia de la separación.
Giani Stuparich narra ese año en una escuela de Trieste en el que pasa todo y, a la vez, nada. La vida, en definitiva, que va conformando la madurez de sus personajes dejando un regusto amargo al finalizar su relato. Es una nouvelle que palpita de vida, que emociona y nos acompaña aun habiendo finalizado el libro. Una de esas pequeñas joyas que hay que leer al menos una vez en la vida.
Referencias
Giani Stuparich, Un año de escuela en Trieste (traducción de Francesc Miravitlles), Barcelona, Minúscula, 2010, 95 páginas.
La imagen de portada es cortesía de la editorial Minúscula. La imagen de Giani Stuparich está tomada de la web de Editions Verdier.