Kei vive en Tokio con su madre y su hija adolescente Momo. Hace doce años su marido Rei desapareció sin razón, y desde entonces no ha sabido si está vivo o muerto. Ella ha seguido adelante con su vida y la de su familia, trabajando y viendo ocasionalmente a Seiji, un hombre casado con el que mantiene una relación de amor-amistad. Los fantasmas de los recuerdos y la huella profunda que su marido ha dejado en ella siguen vívidos como el primer día, recuerdos que se despiertan aún con más fuerza cuando decide viajar a Manazuru, una ciudad al sureste del país, muy cerca de Tokio, que parece tener algún vínculo especial con Rei, ya que fue la última palabra que éste dejó escrita en su diario.
Con esta historia de ausencias y fantasmas la escritora japonesa Hiromi Kawakami (1958) compone en Manazuru. Una historia de amor (Manazuru, 2006), un relato de tempo pausado y narración sostenida, donde se explora el desconcierto y la añoranza hacia un pasado e incertidumbres del que sus protagonistas no han tenido respuestas.
Manazuru. Una historia de amor también es un relato sobre el tiempo y la lenta recomposición de las personas heridas por la ausencia de un ser amado («Seguí amándolo incluso después de que me abandonara. No pude dejar de quererle. Es difícil amar a alguien que no está. Cuando no tiene destinatario, el amor se recluye en sí mismo como una bolsa vuelta al revés», dice la protagonista.) Construyendo personajes en soledad que buscan un punto de apoyo, Kawakami elabora una narración de atmósfera extraña y onírica, casi velada, donde la aparición de fantasmas pone en duda si estamos ante un personaje con una frágil salud mental o ante una narración donde lo real y lo fantástico se cruzan.
En Manazuru Hiromi Kawakami también explora distintos niveles de amor: el de Kei por un recuerdo, el que siente por su hija, el que vive con su amante Seiji… Y, a su alrededor, la existencia de numerosas presencias fantasmales de las que se intuye una vida de azar y dolor marcada por el amor.
Uno de los aciertos de la escritora japonesa en su novela es mantener ese ambiente brumoso de indeterminaciones, ya que el lector tampoco recibe explicaciones satisfactorias sobre lo que sucedió realmente al marido de Kei: ¿Está muerto? ¿Qué le unía a Manazuru? ¿Le fue infiel a la protagonista? ¿Por qué desapareció? La península de Manazuru actúa como punto de partida desde el que la protagonista cree que podrá encontrar respuestas a sus preguntas Al final de la novela se invierte esa postura, ya que la ciudad se convertirá, paradójicamente, en el punto de partida y catarsis para iniciar el cambio en su vida e ir dejando partir poco a poco a esas presencias fantasmales que, junto a Rei, la han acompañado durante su viaje.
En Manazaru. Una historia de amor Hiromi Kawakami plantea, en definitiva, las dificultades que existen de tener un verdadero entendimiento de aquellos a los que amamos, a pesar de volcarnos en ellos o tener una vida aparentemente idílica y perfecta. Una novela para amantes de la narrativa más reflexiva y morosa sobre el amor, los recuerdos y el dolor.
Referencias
Hiromi Kawakami, Manazuru. Una historia de amor (traducción de Marina Bornas Montaña), Barcelona, Acantilado, 2012, 216 páginas.
La imagen de portada es cortesía de la editorial Acantilado. La imagen de Hiromi Kawakami está tomada de granta.com.