El novelista, cuentista, dramaturgo y poeta japonés Kobo Abe (1924-1993) es uno de esos autores a los que la crítica parece querer asociar y situar al nivel que otros tantos escritores occidentales para contextualizar su obra narrativa. En este sentido, Abe se ha comparado a figuras como Samuel Beckett o Franz Kafka. La historia que se narra en El mapa calcinado (Moetsukita Chizu, 1967), título publicado el pasado 2016 por la editorial argentina Eterna Cadencia, remite precisamente a este segundo autor y también a uno de los cuentos más kafkianos del siglo XIX, «Wakefield,» de Nathaniel Hawthorne.
En esta novela de apariencia policial, se narran las pesquisas de un detective privado por encontrar al señor Nemuro, quien ha desaparecido misteriosamente. La mujer del hombre y su cuñado, un individuo oscuro con intenciones no claras, orbitarán a su alrededor ofreciendo en su camino pistas y puntos de partida, en el que la falta de motivo y de evidencias marcarán su obsesiva investigación. Muy pronto la lineal investigación se transformará en un laberinto infinito de hipótesis, especulaciones y mentiras, en el que cada pista será reducida hasta el absurdo.
Será este enigma el que vertebre el hilo argumental de la novela de Kobo Abe, cuyo narrador protagonista va perdiéndose poco a poco en un laberinto mental de hipótesis y posibilidades con la ciudad de Tokio como telón de fondo. Un espacio que se vuelve repetitivo y en el que las respuestas aparecen y se desvanecen.
Es, en este universo inestable, donde Kobo Abe vuelve a explorar uno de los temas que más le interesan: la identidad del individuo y su soledad en la sociedad moderna. En El mapa calcinado, así, las preguntas no giran en torno a por qué ha desaparecido el señor Nemuro, sino hacia la duda de quién era, al mismo tiempo que el lector se interroga sobre la persona del narrador protagonista. Como indica Ednodio Quintero en el prólogo a la edición de Eterna Cadencia, la investigación es «una excusa que le permite al narrador examinar las complejas e imprecisas aristas de lo verdadero y lo falso, lo aparente y lo real, lo vivido y lo soñado, sin que se llegue necesariamente a una conclusión, pues nunca nada es lo que parece.»
Kobo Abe, El mapa calcinado (traducción de Ryukichi Terao, prólogo de Ednodio Quintero), Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2015, 320 páginas.
Imagen de portada cortesía de la editorial Eterna Cadencia.