El recuerdo, el pasado y la familia. Tres poderosos temas en literatura que, imbricados en una historia de corte realista, suponen una manera casi directa de hacer que el lector se identifique y vibre con una lectura. Es lo que sucede con la obra El almanaque de mi padre, del ilustrador japonés Jiro Taniguchi (1947), una historia familiar en la que su protagonista, un hijo distanciado de su familia y tierra natal, vuelve a sus orígenes al acontecer el fallecimiento de su padre.
El almanaque de mi padre: familia y recuerdo
El almanaque de mi padre (Chichi no koyomi, 1995) es un delicado y elegante manga para adultos que explora las relaciones familiares y el apego a la tierra, elaborando un recorrido sentimental del protagonista desde su infancia hasta la edad adulta.
Yoichi es un hombre que acude a su ciudad natal Tottori (también del propio autor Jiro Taniguchi) cuando recibe la noticia del fallecimiento de su padre, del que lleva años distanciado. El reencuentro con sus familiares, y en especial con su hermana Haruko y su tío Daisuke, durante el velatorio, abrirá para Yoichi un recorrido por su propio pasado y el de su padre, descubriendo en boca de aquellos que lo conocieron y apreciaron facetas desconocidas y, en última instancia, un entendimiento tardío del carácter y motivaciones de su padre. A través de continuos flashbacks con los que el protagonista viaja desde el presente hasta su niñez y adolescencia, Jiro Taniguchi busca presentar una historia de rencores, dolor y, finalmente, perdón, un relato tan cercano y realista por las vicisitudes de una familia que resulta emocionnte en su sencillez y delicadeza.
A ello contribuye el trazo fino y detallista del estilo de Jiro Taniguchi, en el que lo narrativo y, sobre todo, lo sugerente, suelen inundar sus viñetas. Calidez que se transmite en una historia intimista que, pese al blanco y negro, transmite los colores ocres de las postales antiguas y las emociones con las que muchos lectores pueden sentirse identificados.
En este sentido, Jiro Taniguchi refleja en su trazo, como suele ser habitual en su obra, la belleza de lo efímero, como ese suelo inundado de sol que el protagonista mantiene como el recuerdo más feliz de su vida que abre y cierra este relato emotivo y emocionante.
El almanaque de mi padre es, en definitiva, una de las obras más logradas y representativas del artista nipón, un relato que construye un bello viaje hacia el pasado y que enfrenta al lector a su propia vida y relaciones con su familia.
Jiro Taniguchi, El almanaque de mi padre (traducción de Marc Bernabé), Barcelona, Planeta DeAgostini, 2013, 272 páginas.
Las imágenes son cortesía de la editorial DeAgostini.