Nunca se debe juzgar un libro por su cubierta, pero cuando se contempla alguna de las imágenes que existen de la narradora estadounidense Shirley Jackson (1916-1965) y se ha leído algunos de los relatos escritos por ella, no se puede evitar pensar que hay en su mirada algo perturbador, y que bajo su aspecto de inofensiva ama de casa de los años cincuenta podría esconderse una asesina en serie en potencia.
Shirley Jackson es, en efecto, autora de relatos que se caracterizan por su componente perturbador, por mostrar una realidad que podría ser la nuestra y en la que se introduce algún elemento que desestabiliza el equilibrio de las cosas, mostrando un universo en el que sus personajes se enfrentan a lo grotesco y lo terrible, lleno de situaciones en las que no falta el humor negro. Historias tan cotidianas que producen un escalofrío al leerlas.
La editorial Minúscula ha recogido en un pequeño volumen algunos de los relatos más célebres de la escritora, en los que podremos descubrir su talento para la construcción de narraciones aparentemente sencillas pero salvajes y perturbadoras. Una mujer busca desesperada a un hombre en el día de su boda. Un niño conversa en un viaje en tren con un hombre que habla de brujas. Un pequeño se relaciona con un inquietante amigo invisible. Otro narra las travesuras terroríficas de un compañero de clase a sus sorprendidos padres. Un librero atiende las peticiones de unos clientes en su establecimiento. Una mujer realiza un interminable viaje desde su pueblo hasta una gran ciudad para tratarse una muela. Una localidad rural mantiene una angustiosa costumbre basada en el azar. Los relatos de Shirley Jackson son, en apariencia, triviales pero todos guardan un detalle, un momento, que se agarra en la mente del lector y lo perturba con la simplicidad de la sugerencia.
El volumen de la editorial Minúscula reúne ejemplos magníficos como «La lotería», que tras ser publicado en The New Yorker provocó un enorme escándalo y recibió un aluvión de cartas y críticas encendidas, o «La muela», un relato angustioso que sabe modular la acción a la par que compone un retrato psicológico lleno de matices. Los niños son también protagonistas de muchas de las historias de Jackson, en relatos donde su faceta angelical se distorsiona y ofrece momentos que ponen los pelos de punta como el perturbador «Charles». Shirley Jackson sabe que la realidad genera monstruos y juega a apuntar el dedo en su dirección. Con precisión y jugando con los terrores ocultos que todos llevamos dentro.
Siete relatos saben a poco para descubrir a una autora de enorme talento casi desconocida en nuestro país. A pesar de que el volumen se acompaña de tres conferencias de la escritora que muestran su perspectiva como narradora y entre las que se encuentra la que dedicó al escándalo que suscitó su relato «La lotería», «Biografía de la historia», ciento sesenta páginas de Shirley Jackson saben a poco. A muy poco.
Shirley Jackson, Cuentos escogidos (traducción de Paula Kuffer), Barcelona, Minúscula, 2015, 163 páginas.La imagen de portada es cortesía de la editorial. (c) Erich Hartmann.