Mariangela Paone (Roma, 1980) es una periodista italiana que trabaja en El País y que decidió viajar entre 2012 y 2013 a Grecia para entender, de primera mano y más allá de las estadísticas macroeconómicas, cuál era la realidad griega tras el rescate financiero que desde 2010 ahoga a su población. El resultado de estos viajes fue el reportaje periodístico Las cuatro estaciones de Atenas (Crónicas de un país ahogado por su rescate), que ha publicado este año Libros del KO.
Las cuatro estaciones de Atenas: crisis y preguntas
La estructura de Las cuatro estaciones de Atenas juega con las estaciones climatológicas y sus tradicionales valores simbólicos. Mariangela Paone dibuja el paisaje físico y humano de la capital griega y lo somete a los rigores de las estaciones, aunque el que leemos no es otro que el paisaje de la crisis: el de las personas sin techo, el de los universitarios que trabajan en un call center por 250 euros al mes o el de los mercados donde la casquería y los productos asequibles inundan los puestos sin colas. Mariangela Paone mira el presente de la ciudad y de sus gentes, que habitan el centro de la capital que ahora es una «disonante postal», y vomita sus conversaciones de manera cruda y sin sentimentalismos.
Las crónicas del volumen se inician en otoño, una estación paradigmática de la situación que vive un país que arrastra como puede el yugo de las consecuencias de las decisiones políticas y económicas de sus gobernantes. El otoño de Atenas es, sin duda, el de la decadencia, el del recuerdo de una vida digna que para los griegos se ha convertido ahora en un pasar de días marcados por la supervivencia y la resignación.
En cuanto al invierno, la autora plantea una estación donde la protagonista es la pobreza asfixiante, en la que el olor a madera quemada usada como combustible para afrontar el frío inunda ciertos barrios de la capital griega. Épocas frías en las que, en esa búsqueda de culpabilizar a alguien de la situación, han surgido movimientos nazis y xenófobos como el de Aurora Dorada, con una ideología violenta y radical que ha logrado contaminar a otros partidos como Nueva Democracia, actualmente en el poder.
No obstante, Marianagela Paone deja espacio para la otra casa de la moneda del invierno ateniense: la ciudad, representada por sus habitantes, también es sinónimo de solidaridad, de personas involucradas en ONG que ofrecen alimentos y ayuda a inmigrantes y a aquellos griegos que, hasta hace seis u ocho meses, se ganaban bien la vida. La necesidad de ayudar a los desfavorecidos no sólo viene de las duras condiciones de austeridad impuestas o de las escandalosas tasas de desempleo del país; también viene de la lenta destrucción del estado del bienestar que en Grecia ha afectado principalmente a la sanidad y a la educación.
La autora de Las cuatro estaciones de Atenas refleja un país en el que la crisis se ha cebado con derechos fundamentales como el trabajo, la vivienda, la sanidad, la educación e incluso el derecho a la información y la cultura. Como retrata Mariangela Paone a través de las crónicas que protagonizan los griegos que entrevista, el sistema público de salud ha sido despedazado por la troika financiera, ese ente amorfo formado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, que, a cambio de rescates y ayudas financieras, ha impuesto en Europa un sistema de austeridad que ha acabado con las bases del estado del bienestar e igualdad de los países en los que ha intervenido. La misma suerte que la sanidad parece haber corrido la información y la cultura, ejemplificado en el cierre de la televisión pública por parte del gobierno para reducir gastos o el de la centenaria librería ateniense Estia.
La crisis interiorizada
En las crónicas de Las cuatro estaciones de Atenas la periodista Mariangela Paone muestra la situación actual de la población griega a través de las voces de aquellos que la sufren y que se aprovechan de ella. Su retrato de la crisis es el de una crisis que el griego ya ha interiorizado, aunque con costes psicológicos graves de los que no será fácil recuperarse. Europa, a través de la oscura figura de la troika, ha conseguido crear un clima de obediencia y resignación en el que la corrupción continúa campando a sus anchas y en la que surge lo peor y lo mejor de los individuos.
La Atenas retratada a través de su paisaje humano es la parte de un todo, Grecia, que vive de manera muy similar, y que considera que el país están tan sólo «a dos años de distancia» de lo que parece que vivirá España, otro de los países a los que la troika ha impuesto sus condiciones por la ayuda financiera recibida.
El ejercicio de Mariangela Paone es estimulante e interesante para comprender el estado actual de la población griega, pero se echa en falta un análisis más agudo en cuanto al origen de la crisis griega y el mal endémico que gangrena las instituciones políticas del país. Por ello, quien busque un análisis en profundidad de la actual crisis griega necesita acudir a otras fuentes que busquen más lados del poliedro. Quien quiera conocer el llamado «lado humano», el de la población, tiene en Las cuatro estaciones de Atenas un interesante ejercicio.
Referencias
Mariangela Paone, Las cuatro estaciones de Atenas. Crónicas desde un país ahogado por su rescate (prólogo de Joaquín Estefanía, incluye el desplegable El Juego de la Crisis Griega, ilustrado por Marcos Morán), Madrid, Libros del KO, 2014, 159 páginas.
La imagen de portada es cortesía de Libros del KO.