De los pinceles a las teclas de un teclado. Del color al negro sobre blanco. Pero sin renunciar a ninguno de los dos. La ilustradora Sara Morante (Torrelavega, 1976) acaba de publicar su primera novela, La vida de las paredes, una obra híbrida entre la novela ilustrada y la novela gráfica que reúne su faceta de ilustradora y, ahora, de narradora. Dos medios, en definitiva, para un fin similar: la expresión artística.
La literatura y la ilustración han estado muy vinculadas desde antiguo. Lo que quizá no haya sido tan habitual es que los propios escritores hayan sido los encargados de ilustrar sus obras. Sin embargo, no son pocos los ejemplos de autores que, además de narrar sus historias, las han ilustrado para, así, conformar una obra mucho más compacta y, al mismo tiempo, personal. El caso más célebre es sin duda El principito de Antoine de Saint-Exupery, aunque también el poeta William Blake, Rudyard Kipling, Evelyn Waugh o J. R. R. Tolkien tomaron los lápices y los pinceles para aportar el componente visual a sus obras.
Lo que es menos común es el caso inverso: un ilustrador que haya decidido pasarse a la literatura sin por ello dejar de ilustrar sus obras. La vocación creativa del taiwanés Jimmy Liao, que escribe e ilustra muchas de sus obras, es la misma que ha movido a Sara Morante a lanzarse a la escritura.
La vida de las paredes nació en 2007 como una propuesta de la asesora editorial Covadonga D’Lom, cuando Morante aún no había iniciado su carrera profesional como ilustradora. Según ha señalado la Premio Nacional de Ilustración Arte Joven y Premio Euskadi de Ilustración en una entrevista a la agencia EFE, “la historia de esta novela contaba entonces con 8 páginas escritas en 2007 antes de ser ilustradora, y me dijo que le parecía que tenía muchas posibilidades y se lo enseñó a la editora Silvia Querini, directora literaria de Lumen, quien me animó a desarrollarlo, por lo que no me quedó más remedio que reservar un año de mi tiempo para dedicarme a escribir«.
El resultado de esta propuesta es una novela ambientada en un caserón de principios de siglo XX -una época que siempre le ha gustado a la artista cántabra “tanto como lectora, como ilustradora o como espectadora de cine”-, en cuya comunidad de vecinos los personajes comparten su vida en torno a una escalera. Las tramas se han desarrollado acompañadas de una estética visual particular, en la que los personajes tienen como punto en común la soledad. A propósito de sus criaturas, indica Sara Morante: “He intentado que sean personajes humanos, con defectos: todos tienen el problema que es la vida. Todos tienen soledad: algunos la viven voluntariamente, otros no se dan cuenta de que su problema es la soledad, y otros la sufren a pesar de vivir acompañados«.
Sara Morante ha ilustrado diversos textos de otros autores como Xingú, de Edith Wharton (publicado por Contraseña); Los Watson, de Jane Auten (Nórdica Libros); Diccionario de literatura para esnobs, de Fabrice Gaignault; Los zapatos rojos, de H.C. Andersen (publicadas en Impedimenta); La flor roja, de Vsevolod Garshin (Nevsky Prospects) o Casa de muñecas, de Patricia Esteban (Páginas de Espuma). Es ahora cuando la ilustradora da vida a sus propios personajes de la mano de la editorial Lumen.
Ficha bibliográfica
Sara Morante, La vida de las paredes, (ilustraciones de Sara Morante), Barcelona, Lumen, 2015, 128 páginas.
Imágenes del libro: Facebook Sara Morante | Foto de Sara Morante: EFE/Marta Fernández