La novela Del color de la leche (The Colour of the Milk, 2012), publicada por Sexto Piso con traducción de Mariano Peyrou, tiene todos los elementos para atrapar al lector ávido de «historias de ésas que atrapan«: un retrato de los más desfavorecidos en la Inglaterra rural del siglo XIX, una historia de superación, secretos y pasiones turbulentas… Y, sin embargo, lo que podría parecer un drama con un final de los que quitan el aliento pero que se olvida para pasar a la siguiente «historia de ésas que atrapan«, se convierte en un libro que destaca por el cómo está contado más que cómo lo cuenta. Eso lo convierte en una muy digna obra con la que su autora, la escritora y dramaturga inglesa Nell Leyshon (prácticamente desconocida para el lector español aunque multipremiada en su país), demuestra que tiene madera de narradora.
La protagonista de Del color de la leche es Mary, una joven de quince años que vive con su familia en una granja de la Inglaterra de 1830. Su vida y la de su familia es dura y se limita al trabajo de sol a sol. Es la pura supervivencia de los desfavorecidos: levantarse temprano, dar de comer a los animales, ordeñar a las vacas, almorzar, cultivar la tierra, dormir.
Su mundo no tiene nada que ver con la idílica campiña inglesa de Thomas Hardy. Su dureza y la resignación con la que la recibe tienen mucho de desolador, y conectan la historia de Mary con las de las hermanas Brönte. Sólo hay un elemento extraño en ese mundo que la narradora-protagonista retrata. No es analfabeta, como lo eran los campesinos y granjeros de la época, porque comienza su historia narrando en primera persona que lo que va a narrar está escrito de su puño y que debe darse prisa porque no le queda tiempo. Tiene al fin voz y piensa contar su historia.
Con este recurso Nell Leyshon construye una narración caracterizada por las frases cortas, precisas y directas, alejadas del artificio que hubiera sido impropio de la voz de una granjera que ha aprendido a leer y escribir recientemente. Salvando las distancias, la prosa de la escritora inglesa puede recordar al cortante y frío discurso de Fleur Jaeggy o a la sordidez de Agota Kristoff, quienes mostrando el esqueleto transmiten la carne y los humores de su historia.
Esto es precisamente lo que le aporta una capa distinta a una historia ya vista que podría haber pasado «sin pena ni gloria», especialmente por su final «de golpe de efecto» y algunas metáforas elementales como la que da título al libro, pero que gracias a la habilidad narrativa de su autora (que muestra aquí su capacidad para la recreación oral propia de la dramaturgia) se convierte en una novela más que notable.
Referencias
Nell Leyshon, Del color de la leche (traducción de Mariano Peyrou, prólogo de Valeria Luiselli), Madrid, Sexto Piso, 2013, 184 páginas.
La imagen de Nell Leyshon es de la fotógrafa Claire McNamee. La imagen de portada es cortesía de la editorial Sexto Piso.