‘Los crisantemos’, de John Steinbeck

Decía la escritora estadounidense Flannery O’Connor que «un cuento es un acontecimiento dramático que implica a una persona, en tanto comparte con nosotros una condición humana general, y en tanto se halla en una situación muy específica. Un cuento compromete, de un modo dramático, el misterio de la personalidad humana.» Esta definición resulta de lo más ajustada para presentar el relato Los crisantemos, de John Steinbeck (1902-1968), que la editorial madrileña Nórdica ha publicado hace unos meses en una hermosa edición con ilustraciones de Carmen Bueno. En el relato de Steinbeck, a partir de una historia sencilla y sutil, el lector consigue adentrarse en el interior de su personaje protagonista, permitiendo, como indica la escritora, compartir ese misterio de la personalidad humana.

Publicado en 1937 en la revista Harper, Los crisantemos presenta a Elisa Allen, la mujer de un granjero de California, cuya pasión es el cultivo de flores y, en especial, de crisantemos. La vida de Elisa transcurre entre las tareas domésticas y su jardín hasta que un día un buhonero que pretende ofrecerle sus servicios reparando cacharros rompe la monotonía de su vida. El amargo final devolverá a Elisa a su monótona existencia.

Lo que hace de Los crisantemos un relato extraordinario son esas capas subterráneas que el lector intuye: la insatisfacción de la protagonista en su matrimonio, la frustración de la vida doméstica, lo que supone para ella la aparición de un extraño en su vida o la necesidad de compartir su pasión por la belleza.

En definitva, John Steinbeck muestra una (aparentemente) trivial escena que en realidad nos está adentrando hacia el mundo interior de la protagonista: Elisa es un ser atrapado en una mediocre existencia de la que sólo consigue huir a través del cultivo de su jardín. La belleza de sus crisantemos es, en cierta manera, su orgullo y victoria ante la fealdad que la rodea. Y todo esto lo logra John Steinbeck en apenas 60 páginas, en un texto que tiene tanto de bello como de reivindicativo del papel de la mujer en la sociedad del siglo XX.