Precioso oficio el de lector de tabaquería. Gracias a esta noticia de El País me entero de la existencia de este curioso trabajo en Cuba que ahora acaba de declararse Patrimonio Cultural de la isla y aspira a ser parte de la lista del Patrimonio Intangible de la Humanidad de la UNESCO.
El lector de tabaquería es un oficio de casi 150 años (la primera fábrica en introducir la figura del lector fue El Fígaro en 1865) que consistía y consiste en aliviar las largas y duras horas de sus torcedores (trabajadores que lían las hojas de los puros habanos) con la lectura de fragmentos de novelas y artículos de periódico. También se leían horóscopos, recetas de cocina o manifiestos políticos que ayudaban a tener la cabeza en otros pensamientos más estimulantes que los que acompañan el mero trabajo mecánico. La lectura como una manera de escapar de la dureza de un trabajo o de la monotonía, de instruirse, de evadirse. Algo que recuerda a las lecturas de la Biblia en los refectorios de los monjes de la Edad Media pero con una intención menos religiosa.
Según señala Mauricio Vicent en su artículo, «Siglo y medio después, entre artículos militantes del diario comunista Granma y de Juventud Rebelde, en las fábricas de tabaco de Cuba continúan leyéndose los libros de siempre, incluido El rojo y el negro y las aventuras escritas por Alejandro Dumas. De tanto escuchar los tabaqueros las peripecias de Edmundo Dantes surgió la marca de habanos más famosa del mundo, los Montecristo, y así muchas historias más.»
Actualmente hay unos 300 lectores de tabaquería. Los habanos que aún se realizan de manera artesanal están impregnados de literatura.
Referencias
La imagen es de un autor desconocido y la he tomado de El País.
En este vídeo se habla del oficio de lector de tabaquería y una de esas lectoras explica cómo es su trabajo.
En este post de El blog de María Elena hay una interesante entrevista con un lector de tabaquería.