El 10 de octubre se celebró el primer aniversario de la editorial Ardicia, y el lugar que eligió para hacerlo fue la librería donde se presentó por primera vez el proyecto: La Central de Callao de Madrid. Dónde si no celebrar el aniversario de una editorial que defiende el deseo ardiente de publicar, traducir, rescatar o reeditar libros para crear un catálogo que resulte inteligente y cautivador. Un objetivo ambicioso que, en su primer año de vida, ya cuenta con diez títulos.
Los responsables de Ardicia son Julio Guerrero, Esther de Prado y Eugenio Martínez, un filólogo y dos periodistas que se conocieron en un máster de edición. En 2013 decidieron arriesgarse y apostar por una idea que nació, según Eugenio Martínez, de forma muy natural: «Los tres llevábamos tiempo persiguiéndola, hubo una sintonía de intereses y lecturas y nos lanzamos. Había llegado el momento, supongo. Desde que nos pusimos a ello hasta que apareció Monstruos parisinos, nuestra primera criatura, transcurrió casi un año de trabajo anónimo.»
El balance de este primer año ha sido plenamente satisfactorio. «La acogida entre los lectores, los libreros, el resto de editores y la prensa especializada ha sido muy buena, en un momento complicado para todos, además. Así pues, aprovechamos la ocasión para mostrar, desde aquí, nuestro agradecimiento a todos ellos.»
Cuando preguntamos sobre la complejidad que podría entrañar lanzarse a un proyecto de estas características, en una situación económica y en un contexto cultural que no lo ponen nada fácil, Eugenio reconoce las dificultades pero no cree en el «vértigo» que puede aparecer ante la idea de emprender un negocio editorial. «Cuando te decides a emprender un proyecto de estas características, eres plenamente consciente de los riesgos, pero hablar de vértigo sería exagerado e injusto. Al fin y al cabo, nadie te obliga a ello, y estamos haciendo aquello que verdaderamente nos gusta, lo que no deja de ser un privilegio en estos tiempos.»
Editamos libros en los que creemos y que nos apasionan, aunque la apuesta a veces parezca arriesgada.
Ante la pregunta de qué ha sido lo más sencillo y lo más complejo de lanzar la editorial Eugenio relata un proceso difícil pero satisfactorio que ha ido «destensándose» poco a poco. «Una vez que dimos forma al proyecto, cuando ya tuvimos claro el concepto, las líneas maestras del catálogo y el diseño, lo más complicado quizá fueron esos meses que transcurrieron hasta la aparición del primer título: encontrar distribuidor, contactar con todo tipo de profesionales a los que tienes que convencer de la viabilidad de una propuesta que ni siquiera se ha materializado todavía… Es complicado. Luego, con los primeros libros ya en las tiendas, hubo que trabajar igualmente de forma muy intensa -seguimos haciéndolo- para darnos a conocer entre los libreros y la prensa, pero todo fue resultando más fácil cada vez.»
Ardicia editorial: editar con mimo
Ardicia editorial nació con una intención muy clara: dar voz a autores que no han encontrado un lugar en la edición española y reivindicar obras injustamente olvidadas. «Y hacerlo con gran mimo, con todo el respeto que esas obras merecen«, añade Eugenio. El editor es consciente de que Ardicia se encuentra en un contexto editorial donde la competencia es mucha y buena: «En los últimos años hemos asistido a un florecimiento asombroso de buenas editoriales, con catálogos de gran calidad y exigencia. El listón está muy alto, así que hablar de nuestra aportación en este momento, con un catálogo tan breve y tantos colegas haciéndolo tan bien, resultaría sin duda pretencioso. En cualquier caso, juzgar nuestra aportación es algo que, en última instancia, corresponde a los lectores.»
La aportación de Ardicia se basa en un catálogo de títulos que incluyen autores rusos, italianos, ingleses o portugueses. El proceso de selección es tarea conjunta y el único requisito es la calidad literaria, más allá de las barreras idiomáticas. «Ponemos en común las propuestas y nos decidimos por aquellos autores que nos seducen a los tres, y que consideramos que pueden interesar a los lectores. Al final, editamos libros en los que creemos y que nos apasionan, aunque la apuesta a veces parezca arriesgada.» A ese catálogo se han sumado los dos primeros autores japoneses de Ardicia, Denji Kuroshima, uno de los principales nombres de la literatura proletaria nipona, del que se ha publicado Una bandada de cuervos, y Doppo Kunikida con su colección de relatos Musashino.
Los autores españoles y latinoamericanos también encontrarán cabida en su catálogo, pero por el momento Eugenio prefiere no desvelar los planes futuros: «Ya tenemos varios títulos en mente, tanto de algún autor español como sudamericano, que daremos a conocer en su momento.» Cuando le preguntamos qué autor o autores no están aún traducidos en España y cuyo “olvido” le parece imperdonable, Eugenio destaca que «sin duda hay tradiciones literarias que históricamente se han tratado, de manera injusta, como periféricas o secundarias, y que cuentan, sin embargo, con nombres muy interesantes que deberían estar traducidos al español. Y en nuestra propia tradición cultural, sigue habiendo grandes autores por descubrir.»
Nosotros apostamos por el papel, como soporte que, a nuestro juicio, mejor garantiza la vigencia del libro como objeto artístico. Como lectores, es el formato con el que hemos crecido, y seguimos creyendo en él.
Ardicia apuesta, además de por títulos y autores que merecen ser recuperados, por un tipo de edición casi artesanal, con un protagonismo especial de las ilustraciones de portada. «Nos gusta cuidar al máximo las ilustraciones. Habitualmente, rastreamos el trabajo de ilustradores que nos gustan y nos ponemos en contacto con ellos, bien para que nos cedan alguna imagen que nos ha enamorado o para encargarles una portada. Gracias a Internet, hoy es posible contactar en un momento con artistas de cualquier lugar del planeta. Y hasta ahora, todos aquellos con los que hemos contactado se han mostrado encantados de colaborar.»
En este sentido, cuando le preguntamos qué lugar ocupa la edición de libros electrónicos, donde ese componente más «artesanal» del libro como objeto queda relegado a un segundo plano, el editor de Ardicia señala: «Nosotros apostamos por el papel, como soporte que, a nuestro juicio, mejor garantiza la vigencia del libro como objeto artístico. Como lectores, es el formato con el que hemos crecido, y seguimos creyendo en él. Pero no desdeñamos para nada el libro electrónico, ni lo vemos como un enemigo. Con sus virtudes y defectos, consideramos que es ideal para otros nichos de mercado, aunque hoy por hoy no esté dentro de nuestros planes.»
Para esos planes de futuro Ardicia tiene previsto seguir haciendo crecer su catálogo con nuevas propuestas: «Sin desvelar demasiado -nos gusta mantener el suspense-, podemos anunciar que próximamente aparecerá una muy original novela de detectives, un registro que no habíamos tocado hasta ahora. Y habrá más sorpresas.»
¿Preparan los Másters de edición a sus alumnos para enfrentarse a la creación de una editorial? Para el editor sí, pero no son cruciales. «Son una herramienta más. Es innegable que resultan de utilidad a la hora de adquirir ciertos conocimientos teóricos sobre el oficio, pero lo que quizás sea más importante -el bagaje que dan los años de lecturas y la pasión por los libros- no se puede enseñar. En nuestro caso, el máster nos sirvió para conocernos. No está nada mal.»
Las imágenes son cortesía de Ardicia editorial. Más información en la página web de Ardicia.