Muchos descubrimientos llegan a través de buenos amigos. Así ha sido con el escritor siciliano Antonio Pagliaro (Palermo, 1968), cuya novela breve Il giapponese cannibale (El japonés caníbal, 2010, sin traducción en español) ha supuesto un interesante reencuentro con las letras italianas.
Antonio Pagliaro es, según indica la página biográfica del autor, físico y se dedica a la investigación en el Instituto Nacional de Astrofísica italiano. Una ocupación totalmente alejada de la literatura que contrasta con su faceta de narrador, que hasta ahora ha desarrollado en dos novelas de corte «negro» o policíaco y en el relato breve Il giapponese cannibale.
Il giapponese cannibale se enmarca dentro del difuso género del relato largo (o novela breve) que permite, por su naturaleza y estructura, que la narración sea directa, sin artificios y metódica. Un relato que, por su limitación, obliga al escritor (y al lector) a enfrentarse a un discurso narrativo concentrado, donde nada debe faltar ni sobrar. En este caso, el escrito siciliano juega de manera hábil con la trama y estructura de su novela, ofreciendo una experiencia que va más allá de lo literario.
La historia que narra Il giapponese cannibale se basa en un hecho real sucedido en los años 80: Issei Sagawa, un estudiante japonés de literatura inglesa en la Universidad de París, asesinó y practicó canibalismo con una compañera de clase. Éste es el truculento y crudo punto de partida de Pagliaro, que se centra en el punto de vista del criminal convirtiendo a la persona en personaje y a la historial real en materia narrativa.
El relato no juega con los fuegos de artificio y anticipa en el primer párrafo el desenlace («Il giapponese cannibale conobbe la studentessa un mese prima di mangiare il seno condito con piselli, patate e senape di Digione» (1)), sin ahorrar al lector lo grotesco y terrorífico de la historia. Adoptando el punto de vista del asesino, Pagliaro retrocede en la historia y va narrando de manera inexorable el primer encuentro del protagonista con su víctima y cómo se va forjando su obsesión por ella. Así, asistimos a las descripciones que parten de la propia subjetividad de Issei, haciendo partícipe al lector de su fascinación por el cuerpo y carne de la estudiante Renée.
Uno de los rasgos más interesantes de la novela de Pagliaro es su caracterización del asesino. El retrato literario de (no lo olvidemos) un personaje real, consigue que nos sintamos fascinados y repelidos por él al mismo tiempo y que, sin llegar a entenderlo, tampoco podamos despreciarlo. El Issei de la ficción nunca llega a la caricatura, aunque sí que roce lo grotesco en ocasiones.
Por otro lado, el escritor traza, de manera superficial, una interesante asociación: amor y alimento. Según afirma el protagonista, «el no quería matar a su víctima ya que la amaba; sólo pretendía comérsela». Una idea, la del amor que devora a su presa, muy simbólica que, en este caso, llega a lo real.
Il giapponese canibale es, en definitiva, un interesante relato que aborda las obsesiones de ser humano, la locura y realidades terroríficas como el canibalismo, todo aderezado con un estilo narrativo directo (aunque en ocasiones, coincidiendo con las descripciones sensoriales de la piel y la carne de Renée, cercano a lo lírico). Un buen descubrimiento que sería interesante que alguna editorial quisiera recuperar para los lectores españoles.
(1) «El japonés caníbal conoció a la estudiante un mes antes de comer su seno acompañado de guisantes, patatas y mostaza de Dijon»
Referencias
Pagliaro, Antonio: Il giapponese cannibale, Senzapatria Editore, 2010, 64 págs.
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