El hanami (花見) es una tradición japonesa que consiste en disfrutar de la belleza de las flores y, especialmente, de la floración de árboles como los cerezos, sakura (桜). Los cerezos japoneses, presentes en la mayor parte del país, florecen entre finales de marzo y principios de abril, y durante esta época familias, grupos de amigos, e incluso trabajadores de una misma empresa acuden a parques, jardines, lagos o montes a disfrutar de la floración de los distintos tipos de sakura que adornan Japón. Su capital, Tokio, tiene algunas de las más hermosas vistas de cerezos en flor.
El origen de esta celebración se remonta a más de mil años, cuando los miembros de la elite japonesa se reunían en torno a los árboles para disfrutar de la vista y componer poemas. Nacido como un entretenimiento imperial y aristocrático, rápidamente se extendió entre la clase samurái y el pueblo llano durante la época de Edo (1603-1868). El shogun Tokunawa Yoshimune decidió plantar cerezos para promocionar la fiesta del hanami, y actualmente la tradición continúa como una fiesta nacional en la que tienen lugar representaciones artísticas como conciertos o lecturas de poemas.
El hanami tiene para los japoneses una significación que va más allá de lo estético. La floración de los delicados sakura representa lo efímero de la vida. El ciclo del cerezo, que dura apenas dos semanas, recuerda a los japoneses lo breve y vulnerable de la vida, que se recrea en la metáfora de la flor que se disfruta en el momento presente pero que tiene un tiempo de vida limitado. Ese saber que las cosas bellas tendrán un fin es lo que se conoce como mono no aware o «tristeza por las cosas».
En España también podemos disfrutar de un espectáculo similar en el Valle del Jerte, en Extremadura, donde miles de cerezos florecen a finales de marzo como un espectáculo difícil de olvidar. Lo decimos por propia experiencia; la foto de este post lo atestigua.
Vía Yes-Tokio.es | Expo Hanami