La Restauración Meiji (1868-1912) fue para el Japón de finales del siglo XIX una época de apertura no sólo en el ámbito social, económico o político, sino también en el cultural. Tras siglos de aislamiento, el país nipón abrió sus fronteras a las influencias occidentales, iniciando un vertiginoso recorrido hacia la modernización en todos los frentes. En las letras niponas esas influencias se tradujeron en una corriente literaria integrada por autores dispares a los que unía sin embargo una voluntad de examinar el mundo desde nuevos puntos de vista, valiéndose para ello de una mayor libertad creativa para adoptar técnicas, usos y temas propios de la cultura europea, aunque sin abandonar rasgos propios de la identidad japonesa. Sin embargo, no todos sucumbieron ante la seducción occidental. Muchos autores continuaron cultivando temas y modos de la tradición literaria nipona, como es el caso de la colosal figura de Kōda Rohan (1867-1947), un escritor que apostó por temas clásicos pero sin perder por ello su modernidad.
Una de las obras más célebres y representativas de este autor fue El samurái barbudo, texto que podemos disfrutar gracias a la editorial gijonesa Satori, que en su última tanda de novedades para la colección Maestros de la Literatura Japonesa, vuelve a ser fiel a su costumbre de traer, en pareja, el texto un autor menos conocido por el gran público de la mano de otro que sí es más popular, como es el caso de Nagai Kafū.
Kōda Rohan: un puñetazo en la mesa
Las circunstancias personales y literarias de Kōda Rohan son importantes a la hora de aproximarse a su obra. Nacido en Tokio y educado con una esmerada formación clásica (en en Japón del XIX se traducía en el estudio del chino y su literatura), Kōda Rohan fue un escritor muy popular en su época, y su exitosa carrera literaria se explica por el propio momento en el que le tocó vivir. Como hemos dicho, la narrativa nipona estaba siendo renovada, al igual que otros ámbitos del país, por la corriente occidental impulsada por el emperador Meiji. Muchos escritores abrazaron con júbilo las influencias externas, como puede ser el caso de los escritores de la escuela naturalista japonesa, pero otros, como Kōda Rohan, optaron por desmarcarse de esa tendencia y continuaron una tradición que fue gratamente recibida por el público lector japonés de finales del siglo XIX y principios del XX, acostumbrado a unos códigos narrativos de componente más tradicional. Como el profesor Carlos Rubio afirmó en la presentación del libro El samurái barbudo el 7 de marzo en la Fundación Japón de Madrid, esta obra fue un puñetazo en la mesa literaria que estaba llena de libros que imitaban técnicas, temas y sensibilidades de Occidente, una autoafirmación de la tradición japonesa dada por los herederos de ésta.
El volumen que ahora presenta Satori recoge dos de los relatos más representativos de la obra del escritor tokiota: “La pagoda de cinco pisos” y “El samurái barbudo”, título que da título al libro. En ambos palpitan los valores de un Japón tradicional que resistía el ímpetu de las ideas modernizadoras del emperador Meiji, tradición que Rohan exalta y que el escritor Nagai Kafū añora en relatos como Una extraña historia al este del río.
Pese a su diferente temática y enfoque, a las dos historias les une una serie de valores como la religiosidad, el honor, la lealtad, la amistad o la búsqueda de la inmortalidad, valores a los que Rohan se aproxima desde dos prismas diferentes que permiten entender el Japón actual mediante relatos ambientados en el pasado.
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Ficha bibliográfica
Kōda Rohan, El samurái barbudo (traducción de Naoaki Shimada, introducción de Carlos Rubio), Gijón, 2012, 328 páginas.
La imagen de la portada de El samurái barbudo la he tomado de la web de la editorial Satori.