La literatura del escritor japonés Nagai Kafū se parece, en cierta manera, al ámbar en el que quedaron atrapados insectos hace millones de años. Su obra cristaliza los vestigios de un Japón que languidecía ante sus ojos arrollado por el empuje de la modernización del periodo Meiji, ese Japón de las geishas y los barrios de placer de Tokio, su ciudad natal, que le cautivaron durante toda su vida y que retrató con cierta nostalgia en muchas de sus novelas.
«Superviviente» de las letras japonesas, como lo denomina Michael Hoffmann, en un artículo para el diario Japan Today, Nagai Kafū (pseudónimo de Nagai Sokichi, 1879-1959) es un escritor fascinante que ha quedado (injustamente) sepultado bajo los nombres de Yasunari Kawabata, Natsume Sōseki, Ryunosuke Akutagawa o Junichiro Tanizaki. Estamos ante un narrador muy personal, un maestro, para uno de sus principales estudiosos, Edward Seidensticker, de la evocación de los estados de ánimos y texturas de un Tokio que, por imperativo de las autoridades del Japón Meiji, estaba cambiando, según él, rápida y completamente en la dirección equivocada.
Nagai Kafū fue un escritor entregado al arte y a las pasiones, una especie de esteta que vivía por y para la literatura. Y por y para las mujeres. En este sentido, Michael Hoffmann resume la esencia de la escritura de Kafū como la de «un poeta. Sus palabras, si no sus pensamientos, eran bellos, y él esperaba que el mundo le devolviera esa belleza. Cuando no lo hacía, se enfurruñaba. Sólo tenía un sentido, el estético, fuertemente desarrollado. (…) No desarrolló la capacidad de amar. El arte era otro asunto. El amor era redundante, pero el sexo sin arte era una mera y triste necesidad. El arte lo convirtió en hermoso.» Estamos ante lo que se conocía en Japón como bunjin, un hombre de letras dedicado al arte por el arte, a la literatura y al placer, máximas con las que fue consecuente en su modo de vida.
El pasado año 2012 Alba abrió a los lectores en lengua española la puerta del personal universo del escritor nipón con la publicación de Geishas rivales. Llega ahora, de la mano de Satori, editorial especializada en cultura japonesa, dos de sus mejores novelas cortas en un solo volumen: Una extraña historia al este del río (relato que da título al libro), y Durante las lluvias. Protagonizadas las dos por escritores que, como Kafu, se mueven en el entorno de las geishas o camareras (en el Japón de la época, era sinónimo de prostituta sin licencia), los relatos funcionan como historias complementarias en las que cada una adopta un punto de vista: en Durante las lluvias el de la camarera o geisha, y en Una extraña historia al este del río el del cliente.
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Ficha bibliográfica
Kafu, Nagai, Una extraña historia al este del río (traducción de Rumi Sato e introducción de Carlos Rubio), Gijón, Satori, 2012, 300 páginas.
La imagen de Nagai Kafu es de Kyodo Photo y la tomé de The Japan Times.