Hay libros que tienen más de retrato sociológico que de obra literaria. Y precisamente por esta falta de pretensiones funcionan. Le ocurre a Sopa de miso, del escritor japonés Ryu Murakami (1952), que, siendo una novela deliberadamente sórdida y descarnada, es capaz de interesar más por lo que tiene de reflejo y reflexión sobre la identidad de la sociedad nipona que por ser ejemplo literario de la actual narrativa japonesa.
Sopa de miso es un thriller que narra la historia de Kenji, un joven que se gana la vida como guía para extranjeros por los locales de los barrios de la industria del sexo de Tokio. Un día conoce a Frank, un norteamericano que le propone un trabajo de guía por tres noches. Poco a poco, ante el extraño comportamiento del gaijin, Kenji irá forjando la sospecha de que el turista podría tratarse en realidad de un asesino en serie.
Al margen de su trama superficial, Sopa de miso es una excusa para exponer y examinar varios aspectos de la sociedad contemporánea japonesa. Ryu Murakami, un autor áspero y complejo que no escatima recursos para plantear una narración cruda y directa en la que la desolación y el sexo se muestran de manera descarnada, pone su punto de mira en dos frentes. Por un lado, la industria del sexo, retratada como un mundo sórdido y vulgar habitado y frecuentado por hombres y mujeres que, más que personas, son meros autómatas, seres perdidos que deambulan buscando llenar su vacío con emociones sexuales más o menos complejas. Y, por otro, la juventud nipona, en general perdida y desubidacada, encarnada por el protagonista, Kenji, que ha abandonado sus estudios para convertirse en guía de tugurios para turistas extranjeros, y por las jóvenes que se prostituyen no tanto por necesidad sino por la «emoción» de hacerlo.
Grotesca y desagradable, Sopa de miso es una novela caracterizada por «momentos» más que por una trama continuada, en la que domina la crudeza y el detalle de ciertas escenas como la del pub de omiai frente a otros momentos de reflexión como las evocaciones de Frank de su infancia y su búsqueda de una cierta espiritualidad en el marco de las campanadas de Fin de Año con las que se cierra el libro.
En general, Sopa de miso es interesante en cuanto a novela que expone el choque de culturas y la mirada de un japonés hacia su propia sociedad, así como una cierta aproximación a la violencia. Pero como psycho thriller no funciona, sobre todo lo por inverosímil de la historia, por su hilo argumental irregular y por la dificultad de identificación del lector con el narrador, Kenji, lo que convierte el texto en una narración fría y distanciadora. De todas formas, acercarse a un autor tan personal como Ryu Murakami siempre es un ejercicio provocador e interesante. Merece la pena.
Gracias a @ClaraAvilaC que me habló por primera vez de Sopa de miso y encima me prestó el libro.
Ficha bibliográfica
Ryu Murakami, Sopa de miso, Barcelona, Seix Barral, 2005, 222 páginas.
La imagen la he extraído del perfil de Ryu Murakami en este blog.