Concha Méndez, María Teresa León o Maruja Mallo fueron sólo algunas de las mujeres pensadoras y escritoras de la llamada Generación del 27 que, injustamente, han sido invisibilizadas por la Historia por su condición de mujer. Si bien ha habido algunos intentos por recuperar su memoria, como el documental Las sinsombrero, hoy en día muchas de estas intelectuales continúan olvidadas y desconocidas por el gran público.
Entre esas olvidadas se encuentra Luisa Carnés (1905-1964), una extraordinaria escritora y periodista madrileña perteneciente a la clase obrera cuya obra refleja, precisamente, la realidad de su entorno y, en especial, la condición de la mujer de su época. Su obra, prácticamente imposible de encontrar publicada, tiene como escenario principal su ciudad natal, Madrid, a la que retrata como un lugar con dos caras: miserable e injusta para los pobres pero llena de posibilidades para los ricos.
La editorial asturiana Hoja de lata recuperó el año pasado una de sus obras más interesantes, Tea Rooms. Mujeres obreras, un relato publicado en 1934 en el que, basándose en su propia experiencia tras el mostrador de un salón de té de la Puerta del Sol, muestra la vida de varias mujeres trabajadoras en un salón de té del centro de la capital en los años treinta. Hambrientas y soportando humillaciones por un mísero jornal de tres pesetas, las mujeres obreras de Luisa Carnés mantienen la esperanza, pero no se atreven a alzarse ante los atropellos de sus patronos.
Pensada como una novela de pinceladas en las que el protagonista es colectivo (esas mujeres obreras que protagonizan la trama), Luisa Carnés ofrece en Tea Rooms. Mujeres obreras una denuncia de las condiciones laborales y sociales de las mujeres en los años treinta, al tiempo que cierra su historia con la propuesta de una nueva mujer que rompa con los estereotipos y renazca para cambiar la situación descrita. Es grato descubrir una autora como Carnés, que con su denuncia social demuestra que, más de ochenta años después de ser escrita, las condicionales laborables y sociales de la clase trabajadora de los años treinta, azotada por una crisis y por las zozobras políticas como sucedió durante la II República Española, siguen teniendo hoy, por desgracia, una insólita vigencia.
Tea Rooms. Mujeres obreras es una historia que se lee de un tirón y que, pese a las oscuras historias que retrata, es capaz de insuflar una soplo de esperanza hacia una nueva mujer y un futuro más luminoso. Una hermosa y necesaria novela.
Luisa Carnés, Tea Rooms. Mujeres obreras (epílogo de Antonio Plaza), Gijón, Hoja de lata, 2016, 248 páginas.Imagen de portada: ‘Dulces en Camilo de Blas’, María Bringas, 2016. Cortesía de la editorial.