La escritora escocesa Ali Smith (Inverness, 1964) conoce su oficio y sabe moldear con maestría sus relatos. Planteados con una aparente sencillez, sus cuentos sorprenden y retan al lector con historias incompletas en las que asistimos a situaciones íntimas y cotidianas, amores imposibles y momentos extraordinarios. La de Smith es una libertad creativa que rompe la linealidad tradicional del relato y va más allá de lo extraordinario. Así lo observamos en los doce cuentos recogidos en el volumen La historia universal (The Whole Story and Other Stories (2003)), publicado por Nórdica Libros con traducción de Magdalena Palmer. Relatos de gran originalidad y agudeza que no se quedan en la superficie, proponiendo al lector un viaje por doce meses en los que trascurren viajes, separaciones, amores, recuerdos y, en definitiva, vidas que podrían ser las nuestras.
Dicho así puede parecer excesivo para una autora que no goza de una presencia mayoritaria en los medios, aunque sí de una legión de fans adictos a su particular manera de plantear su narrativa. Ali Smith es una escritora muy solvente que destaca por la originalidad de sus relatos, narraciones que comienzan marcando una dirección que no siempre deciden seguir. No se trata de giros, ni de cambios de voz o perspectiva, o, en ocasiones, de rumbo completamente. Smith parece querer transmitir un viaje hacia lo inaprensible e lo incontrolable. Relatos, en definitiva, sobre la vida misma.
De este modo, la escritora escocesa gusta de usar recursos que sorprenden y enfrentan al lector a un juego de espejos, donde éste debe poner de su parte para descrifrar las líneas maestras del relato. Así, en muchos casos, los cuentos de Ali Smith se valen de una narración desde varios puntos de vista: una voz comienza el relato hasta que, en un momento culminante, cede paso a otro narrador inesperado. Es el caso de «Paraíso» o los hermosos «Rápido» y «Mayo«.
Amor, desesperanza y libros en los relatos de Ali Smith
Entre los temas más habituales en los relatos de La historia universal encontramos el amor y las relaciones de pareja, pero también la desesperanza, la tristeza y la melancolía como parte intrínseca de los individuos. Los relatos de Ali Smith se mueven en la cotidianidad pero no se quedan en los simples pensamientos: viajan hasta el centro mismo de los personajes y dislocan la narración según necesiten.
Los libros son también protagonistas en muchos de los relatos del volumen. Quizá el más interesante es el que le da título, «La historia universal«, donde se presentan las peripecias y distintas vidas de un ejemplar de El Gran Gatsby de Scott Fitzgerald, desde diferentes puntos de vista, algunos tan insólitos como el de una mosca. Las librerías tienen igualmente cabida en la imaginación de la escritora escocesa, que convierte este espacio, en el relato «Gótico«, en un personaje más por el que deambulan los más variopintos personajes, desde los libreros hasta estrafalarios clientes. Y, en el universo libresco, los clubes de lectura son asimismo importantes, un punto de encuentro al que Smith dedica el curioso relato «El club de lectura«, en el que una mujer que viaja en taxi rememora las distintas lecturas que han marcado su existencia.
Entrar en la narrativa de Ali Smith es iniciar un trayecto aparentemente inocuo que muy pronto se tuerce en una dirección insospechada como el devenir del tiempo. Es el tiempo que trascurre con el paso de las estaciones y que la imaginación de la escritora dota de resonancias más profundas en el lector. La historia universal es una oportunidad maravillosa para tomar contacto con la prosa de la escritora escocesa, que brinda en estos doce relatos multitud de miradas, perspectivas y emociones sobre algo tan cotidiano y azaroso como es la vida.
Ali Smith, La historia universal (traducción de Magdalena Palmer), Madrid, Nórdica Libros, 2019, 224 páginas.
Imagen de portada: Ferdinando Scianna/Magnum Photos