Apariencia, soledad y decadencia. Ésos son, en esencia, los conceptos en torno a los que gira la novela Buen comportamiento, escrita en 1981 por la irlandesa Molly Keane (Newbridge, 1904-1996), una autora prácticamente desconocida en España pero que en Irlanda y Reino Unido gozó de una gran popularidad durante el siglo pasado.
Buen comportamiento cuenta la decadencia de una familia de la aristocracia angloirlandesa desde los años veinte hasta mitad de siglo XX. La protagonista y narradora es la heredera de la familia St. Charles, Aroon, que convive en la mansión Alice Temple con su padre, quien tiene como única ocupación cazar y montar a caballo, su madre, que pinta horribles cuadros sin preocuparse de más que de vivir bien, y su hermano Hubert.
El inicio de la novela nos presenta a Aroon ya adulta, echando la vista atrás y revisando su niñez e infancia. Sus recuerdos recorrerán las vicisitudes de su familia, su lento ocaso y la inexorable quiebra económica oculta en las facturas escondidas dentro de cajones. El universo de Aroon se limita a sus padres, su hermano, y algunos sirvientes con los que jamás podrá establecer lazos. La desaparición del único hombre del que se enamora, un amigo de su hermano llamado Richard, le alienará totalmente de la sociedad y de la propia vida, que es incapaz de experimentar.
A través de esos recuerdos la escritora Molly Keane retrata una forma de vida caduca y anacrónica, una manera de «no vivir» que lleva a sus protagonistas hacia su propia destrucción. A lo largo de las páginas la narradora va plasmando el aislamiento y soledad de Aroon, enclaustrada en un mundo de normas en el que la vida se convierte en un lento ver pasar el tiempo. La apariencia lo es todo en una familia en la que la ruina, tanto económica como física, se ceba con sus miembros. Así, cuando acontece una desgracia familiar, ese buen comportamiento al que hace referencia el título sume si cabe aún más en la decadencia y la miseria a sus protagonistas: » Seguíamos manteniendo las buenas formas, tan interminables como los días. Nadie hablaba de la pena que sentíamos. Nuestra discreción rayaba casi la perfección. Aunque les daba miedo hablar, papá y mamá pasaban más tiempo juntos, aunque, lejos de consolarse mutuamente, parecían hundirse cada vez más en su triste miseria.»
Buen comportamiento, publicada tras veinte años de silencio literario, devolvió a Molly Keane a la palestra editorial al quedar finalista del premio Booker. La editorial zaragozana Contraseña la ha recuperado para el lector español con la publicación de una preciosa edición donde la sugerente ilustración de portada de Iban Barrenetxea nos plantea la fachada de una mansión en la que un rostro de mujer escudriña tras una de las ventanas el exterior al que parece no atraverse a salir. Una buena novela sobre las apariencias, la decadencia y la soledad.
Ficha bibliográfica
Molly Keane, Buen comportamiento (traducción de Gregorio Cantera), Zaragoza, Contraseña, 2013, 354 páginas.
La imagen de Molly Keane está tomada de la web del fotógrafo Liam Blake. La ilustración de la portada de Buen comportamiento es de Iban Barrenetxea y está tomada de la web de Contraseña.