«Cuento historias«. Así se definía Chimamanda Ngozi Adichie (1977) en una charla acogida por la plataforma TED («El peligro de una historia única«), gracias a la cual, junto a «Todos deberíamos ser feministas«, la escritora nigeriana alcanzó una enorme popularidad en la red. Una sola frase que condensa su actividad como novelista, cuyas obras de ficción le han alzado como una de las voces en lengua inglesa más interesantes de lo que llevamos de siglo.
Chimamanda Ngozi Adichie cuenta que su vinculación con el arte de contar historias viene desde la infancia, cuando en el seno de una familia de clase media escribía pequeñas historias y leía los clásicos de la literatura anglosajona. No fue hasta que leyó a Chinua Achebe cuando se dio cuenta de que en sus relatos proliferaban los chicos rubios de ojos azules y se encontraba muy poco de su propia realidad.
Precisamente la publicación de su tercera novela, Americanah (2013, ganadora del National Book Critics Circle Award), en la que retrata la vida de una joven nigeriana a caballo entre África y los Estados Unidos, refleja en parte su propia experiencia y aporta un punto de vista auténtico y natural en su capacidad de contar historias.
Americanah es un término que se refiere a aquellos nigerianos que han emigrado a Estados Unidos y se han «amerianizado», volviendo con aires de superioridad, un acento distinto y una mirada diferente acerca de su país. Es lo que observa la protagonista del libro, Ifemelu, emigrante también y testigo de las complicadas relaciones raciales del país de acogida, al tiempo que se pregunta si ella misma se ha convertido en una americanah.
La historia de Americanah se lee como una novela de viaje y aprendizaje interior desde la adolescencia de Ifemelu, enamorada desde la escuela secundaria de Obinze hasta su emigración y posterior regreso. Tanto Ifemelu como Obinze se ven obligados a salir de su país por ditintas razones, separando sus caminos vitales: él como emigrante ilegal en el Reino Unido e Ifemelu con un visado para ir a una universidad estadounidense. Ninguno de los dos lo tendrá fácil, enfrentándose a algo que hasta entonces no había supuesto ninguna preocupación. el color de su piel.
Americanah es un relato lleno de humor que explora la construcción de la identidad y los problemas raciales. Se nota que su autora es una «contadora de historias»: la trama fluye de manera amena y va tocando distintos temas sin alejarse del foco central de la novela: el viaje personal de Ifemelu. Uno de los valores de esta extensa novela (más de 500 páginas que sin embargo se leen sin agotamiento) es ser capaz de transformar nuestra mirada hacia ciertos fenómenos: ¿qué es ser emigrante? ¿Qué define nuestra identidad? ¿La mirada del otro o nuestra mirada hacia el otro? ¿Somos los mismos al retornar de una larga ausencia? Recomendable.
Chimamanda Ngozi Adichie, Americanah (traducción de Carlos Milla Soler; prólogo de Elvira Lindo), Barcelona, Penguin Random House, 2017, 614 páginas.Imagen (c) Oliver Contreras.