Japón de postguerra. La Segunda Guerra Mundial no sólo ha devastado la economía y recursos del país, sino también los ánimos de los habitantes. La derrota ha afectado duramente a los japoneses, quienes deben enfrentarse no sólo a la reconstrucción física de su entorno, sino también la psicológica. En ese proceso se encuentra Kazuko, una joven que vive con su madre enferma y que, ante la alarmante merma de recursos económicos, decide vender la casa familiar y trasladarse a un pequeño pueblo rural de la península de Izu. Por si fuera poco, la salud de la madre se irá deteriorando lentamente, al tiempo que su vida en el campo se verá alterada con la llegada de Naoji, hermano de Kazuko y desaparecido durante la guerra, adicto a las drogas, al alcohol y acuciado por numerosas deudas.
La historia de El declive (1947), la última novela escrita por Osamu Dazai (1909-1948) antes de su muerte por suicidio, refleja ese proceso en el que una población económica y moralmente arruinada se enfrenta como puede a la derrota y a la nueva realidad derivada de ésta. El declive es también el retrato de una sociedad y, al mismo teimpo, de dos generaciones que manejan esta situación desde puntos de vista muy distintos y, ahora, separados por la desconfianza («Hasta ahora, los mayores de nuestra sociedad nos han enseñado que la revolución y el amor son las dos cosas más estúpidas y abominables del mundo, y eso era lo que creíamos antes y durante la guerra. Pero desde la derrota ya no confiamos en ellos.«, dice uno de los protagonistas con respecto a la generación anterior).
«Bebo para morir, pues vivir me resulta demasiado triste. La soledad, la melancolía, las estrecheces… la tristeza me abruma.«
El habitual enfoque pesimista de las obras y relatos del escritor japonés se percibe con especial intensidad en muchas de las partes de la novela, sobre todo en boca del desencantado Naoji, que reconoce lo difícil que se resulta enfrentarse a la vida («Bebo para morir, pues vivir me resulta demasiado triste. La soledad, la melancolía, las estrecheces… la tristeza me abruma.«)
Pero también es precisamente la que da título a la novela una de las sensaciones más presentes de El declive: la decadencia, encarnada en diversos focos de la historia (el declive de la aristocrática familia a la que pertenecen Kazuko y Naoji, el particular descenso a los infiernos de éste, la cada vez más frágil salud de la madre de los protagonistas…) Todo parece recordar la lenta degradación de la vida de los protagonistas, trasunto de una sociedad que se acomoda a la derrota y al dolor como puede.
El declive, novela conocida por traducciones anteriores como El ocaso, fue recuperada en 2017 por Sajalín editores con traducción de Marina Bornas. Este retorno a las librerías nos devuelve una novela contundente y al mismo tiempo bella, de las que más que la historia, atenaza la atmósfera construida y la sensación de opresión psicológica en las mentes de sus personajes. Personajes como el de Naoji cimentan esa atmósfera en la que pululan individuos del gusto de Osamu Dazai (quizá trasuntos de él mismo): seres cansados, que han tirado la toalla, a los que la sensación de tristeza y hartazgo supera. Hermosa y devastadora, especialmente sabiendo que fue el último libro que escribió su autor.
Osamu Dazai, El declive (traducción de Marina Bornas), Barcelona, Sajalín, 2017, 148 páginas.