Llevaba varios años el escritor José María Merino (La Coruña, 1941) sin publicar una novela, aunque durante este tiempo sus lectores más fieles han podido disfrutar de su producción narrativa en forma de libros de relatos. Tras su excelente El libro de las horas contadas (2011), el académico de la lengua española ha volcado su talento en una novela que apuesta en esta ocasión por una composición más realista e intimista de lo que nos tiene acostumbrados, aunque sin perder de vista sus temas habituales y ese gusto por lo mítico y la fabulación. Un emocionante relato que acaba de recibir el premio de la Crítica de Castilla y León por su fusión de «lenguaje y naturaleza» y por su «indiscutible polisemia«.
El río del Edén (2012) es un hermoso relato en el que Merino explora las diversas facetas del amor: el físico, el pasional, el paterno-filial, el materno-filial… Un amor que está en precario equilibrio con la llegada de las inevitables traiciones que se suceden en una historia amorosa, sobre todo aquellas que llegan por la falta de sinceridad y de comunicación.
La novela narra el viaje de Daniel quien, acompañado por su hijo adolescente Silvio, pretende esparcir las cenizas de su mujer, Tere, en los parajes donde vivió una de las etapas más felices de su relación con ella. Rodeados de una naturaleza con reminiscencias míticas y bíblicas, el protagonista rememora la historia de amor y de diversas traiciones y decepciones que acompañaron su noviazgo y matrimonio. El paraje que recorren, situado en la zona del Alto Tajo, se erige como un universo simbólico en el que ese paraíso que vivieron los protagonistas equivale a su propia historia de amor. De ahí que la pérdida del amor sea la misma que la del paraíso.
Uno de los hallazgos más interesantes del último trabajo del escritor gallego es su voz narrativa. José María Merino emplea la segunda persona del singular, una voz inusual que sin embargo invita al lector a identificarse con esa corriente de pensamiento que traslada al narrador, Daniel, del pasado remoto de sus recuerdos al presente. Se trata de un inteligente recurso en el que la voz narrativa une la distancia necesaria para valorar los hechos con la proximidad con el lector, y que abre una ventana a la instrospección del personaje y a la construcción de sus diferentes facetas.
En relación al tiempo, la novela está construida sobre dos ejes: por un lado, el pasado (la historia de amor de Daniel y Tere y la posterior decadencia de su relación) y, por otro, el presente (la caminata para esparcir las cenizas de Tere en ese río testigo de los primeros momentos de su amor). La velocidad de los tiempos es desigual: mientras que el presente se demora en las 24 horas que transcurren desde el inicio de la narración hasta el fin de ésta, el pasado abarca toda una relación amorosa que dura años. Y, como un columna vertebral de la historia, el río que la título al libro y que funciona como un símbolo del trascurrir del tiempo.
El río del Edén es una novela de diferentes capas y texturas, una narración que se sustenta sobre la naturaleza y el fluir de la historia. De fondo, el amor y la vida, intrincados laberintos no exentos de lógica como los mandalas con los que se inicia cada capítulo y de los que se dice que el personaje de Tere mataba el tiempo. Una novela emocionante y bien contada, donde José María Merino vuelca una vez más su capacidad de fabulación y emotividad.
Ficha bibliográfica
José María Merino, El río del Edén, Barcelona, Alfaguara, 2012, 304 páginas.
La imagen es de Ángel Díaz y está tomada de El Diario de León.