«Mi hermana me da explicaciones, serenamente, acerca de su bebé. Por palabras como feto, cavidad abdominal, órganos genitales, tan poco propias de una madre, la deformación de su barriga me parece aún más siniestra.»
Siniestra es, sin duda, una palabra que puede definir de manera certera la novela El embarazo de mi hermana (Ninshin karenda, 1990), de la escritora japonesa Yoko Ogawa (1962). Siniestra y fría, en definitiva, como el tono con el que la narradora protagonista de la historia, la hermana de la embarazada, relata unos meses de embarazo que observa con una mezcla de distancia e indiferencia.
Es por la elección del tema y sobre todo la manera en la que se modela la historia y los personajes, por la que Yoko Ogawa se convirtió en una de las escritoras más reconocidas y valoradas de la literatura contemporánea nipona tras la publicación del libro. El embarazo de mi hermana es, en efecto, una novela que sorprende por la frialdad con la que trata una situación como el embarazo. Desde la mirada indiferente de la narradora, el lector recorre las semanas de gestación como si estuviera mirando un simple objeto o leyendo un acontecimiento anodino. Son muchas las preguntas que surgen ante este original planteamiento sobre el tema. ¿Por qué los personajes son incapaces de vivir con alegría ese momento? ¿Cuál es la razón por la que la narradora actúa como actúa? ¿Qué les ha pasado a estas dos hermanas para coexistir en la misma casa con un abismo de distancia?
La traductora Yoshiko Sugiyama apunta en el postfacio a la edición de Funambulista que quizás «la mirada de la autora sobre este tema, con ribetes un tanto existencialistas, pueda deberse a sus lecturas sobre el Holocausto.» En esta mismo línea, es reconocida por la autora la influencia que sobre ella tuvo un texto como El diario de Anna Frank, del que escribió un ensayo y, por tanto, la convivencia del mal y el bien en el mismo instante es una paradoja que parece interesar mucho a la escritora japonesa. Como afirma Sugiyama: «La obra de Ogawa destaca por ese contraste entre el lado oscuro y latente de lo cotidiano y el lado luminoso del bien.»
Efectivamente, hay momentos en la novela que resultan desagradables y tétricos (siniestros, como le parece a la narradora la barriga de su gestante hermana), pero que se narran con frialdad, para pasar a continuación a relatar momentos de la vida que son a priori felices y luminosos. El descubrimiento de un gato muerto en la despensa, la primera ecografía del bebé, las náuseas, la falta de carácter de su cuñado… Todos se narran con una mezcla de desapasionamiento que permite esa confluencia de contrarios.
El embarazo de mi hermana, novela galardonada con el prestigioso premio Akutagawa en 1991, es una de esas lecturas exigentes que juegan a desconcertar al lector. Fría, desapasionada y tétrica, la historia funciona como un relato de horror, muy alejado de tramas más complacientes de otras novelas de Ogawa. Merece la pena acercarse a ella.
Referencias
Yoko Ogawa, El embarazo de mi hermana (traducción y postfacio de Yoshiko Sugiyama; ilustraciones de Aifos Álvarez), Madrid, Funambulista, 2006, 123 páginas.
La imagen de portada es cortesía de la editorial Funambulista. La imagen de la escritora Yoko Ogawa está tomada de la web Tsunagu Japan.